Cuando pensamos sobre las noticias de guerra, crimen, desastres en la naturaleza, y otras violencias, nos decimos: “¿Qué puedo yo hacer? ¿Qué puedo yo hacer para ayudar a poner término a todo este mal? Todo parece tan enorme y complicado que parece que no hubiera forma en que una persona pueda ayudar de manera eficaz”.
Pero podemos recordar algunas palabras de San Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filip. 4:13;
La pregunta “¿Qué puedo yo hacer?” denota una disposición para hacer algo. La habilidad para hacerlo viene mediante el Cristo, la Verdad — mediante el conocimiento de Dios y de nuestra inquebrantable relación con Él, al ver la realidad de que nuestra propia identidad y perfección espirituales están en Dios, y al comprender que nuestro prójimo es tan perfecto como nosotros.
Mary Baker Eddy escribe en Ciencia y Salud: “No sabemos más acerca del hombre como la verdadera imagen y semejanza divina de lo que sabemos de Dios”.Ciencia y Salud, pág. 258; Y también en este libro la Sra. Eddy dice: “Conócete a ti mismo, y Dios proveerá la sabiduría y la ocasión para la victoria sobre el mal”.ibid., pág. 571; Es necesario estudiar y orar para lograr un conocimiento de Dios, para lograr una comprensión del Cristo y de nuestra propia verdadera individualidad.
En Ciencia y Salud “Cristo” está definido como “la divina manifestación de Dios, que viene a la carne para destruir el error encarnado”.ibid., pág. 583; La idea espiritual opera en la consciencia humana para mostrar a la humanidad cómo vencer el error, o discordia, de toda clase, incluso la creencia equivocada de que existe un poder material. Mediante la manifestación del poder divino del Cristo, Jesús hizo sus maravillosas obras. Él esperaba que sus discípulos también hiciesen estas obras. Y las hicieron en la medida en que tenían fe en Dios y eran receptivos al espíritu del Cristo.
Si lo aceptan, todos tienen el poder — mediante el Espíritu, el Amor divino — para ayudar a detener la violencia entre naciones, comunidades, bandos, e individuos. Dios es Todo-en-todo, y Él es bueno, es el Ser Supremo. De esto es lógico deducir que los conflictos y la destrucción, lo opuesto del bien, no tienen existencia real, ningún lugar, ninguna presencia, ningún poder. El error, el mal, puede parecer real, pero cuando comprendemos su irrealidad puede ser reducido progresivamente a la nada. Dios es Mente, y la creación de la Mente es una idea espiritual compuesta, eternamente armoniosa y está a salvo.
Cuando Cristo Jesús y sus discípulos se encontraban en el mar de Galilea durante una tormenta que amenazaba la seguridad del barco y sus vidas, Jesús dormía. Los asustados discípulos lo despertaron. Para la clara consciencia que tenía Jesús de la omnipotencia de Dios, este aspecto violento del mal no era real. Para la comprensión de Jesús no había verdad en el diablo, o mal (ver Juan 8:44). Levantándose, Jesús demostró la falsedad e impotencia de la tormenta con su mandato: “Calla, enmudece”. Marcos 4:39;
La violencia sólo puede existir en el pensamiento humano, y cuando se la echa fuera, se calma o desaparece. Mediante la oración científica, ferviente y perseverante, todo individuo puede demostrar, en cierta medida, la totalidad del bien y la nada del mal.
La Biblia da otro ejemplo del poder protector de Dios en la vida del profeta Eliseo. Éste frustró la tentativa del rey de Siria para prenderlo. Ver 2 Reyes 6:13–17; Eliseo conocía el poder del que disponía en su defensa, y cuando su criado dio señales de intenso temor, Eliseo oró a Dios para que abriese los ojos del muchacho. Entonces el criado vio los ejércitos de Dios rodeándolos. El Amor divino está siempre presente para proteger y guiar si tan sólo abrimos nuestra consciencia para aceptarlo.
De acuerdo con la Ciencia Cristiana, el hombre es la idea más elevada de Dios y refleja a Dios en toda Su perfección. El hombre verdadero es linaje de Dios, y da testimonio de la paz, pureza y bondad divinas; de Su justicia, misericordia y sabiduría.
¿Existe tal cosa como un hombre peligroso — un hombre lleno de odio, envidia, venganza, temor, lujuria, o codicia? No. El Amor divino jamás ha creado tal cosa. Lo que aparece a la humanidad como una persona violenta es la falsa creencia de que el hombre puede ser material y limitado, que puede estar separado de Dios. Este error se desvanecerá a medida que aparezca en la consciencia individual la comprensión del verdadero origen e individualidad espirituales del hombre. Todos tenemos una parte importante en esta comprensión continua de lo que es la Verdad armoniosa.
El Principio divino, el Amor, crea y gobierna el universo espiritual. El universo material, tan a menudo en conflicto y discordia, es sólo la falsificación del universo espiritual. La comprensión de la realidad trae “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”. Filip. 4:7. No hay guerras en el universo espiritual de Dios, ni criminalidad, ni fricción, ni desastres en la naturaleza que puedan quebrar la armonía del reino de Dios, la consciencia espiritual que Jesús dijo se hallaba dentro de nosotros.
Así como Jesús sanaba a las multitudes que venían a él o le eran llevadas, así también nosotros debiéramos llevar los problemas mundiales al Cristo, la Verdad, en nuestra consciencia. Así como Jesús estaba espiritualmente preparado por medio de la oración y el ayuno, nosotros también debiéramos prepararnos para ver a través de la apariencia de la violencia y negarle realidad o poder alguno. Afirmando la verdadera hermandad de los hombres y el orden y la bondad del universo de Dios, todos podemos contribuir al establecimiento del amor, la paz y la seguridad.
