Las enseñanzas de la Ciencia Cristiana llegaron por primera vez a mi atención cuando, por la aplicación de esta Ciencia, mi madre sanó de una dificultad que la había aquejado durante muchos años. La permanencia de su curación quedó comprobada porque hasta el momento de su fallecimiento, 33 años después, no volvió a padecer de esa enfermedad.
Después de esta curación comencé a estudiar Ciencia Cristiana. Aunque al principio de mi estudio de la Ciencia, trabajaba en un hospital como enfermera, administrando remedios materiales, pues nunca se me había enseñado otra cosa, pude aceptar esta Ciencia inmediatamente.
Recuerdo con profunda gratitud las muchas curaciones y la ayuda que he recibido por medio de esta Ciencia desde entonces. Con la ayuda del libro de texto, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, he aprendido a apoyarme diariamente en la Biblia. He probado que Dios es “nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmos 46:1).
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!