Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

El aprendizaje del Amor

[Original en alemán]

Del número de julio de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cualquiera puede aprender a comprender a Dios como Amor, y al hombre, que es Su creación, como el reflejo espiritual del Amor. Puede amar y hacer el bien con creces cuando es odiado y perdonar de la misma manera cuando ha sido agraviado.

Aun cuando uno apenas esté empezando a practicar la caridad cristiana, pronto se da cuenta de que ha comenzado un continuo aprendizaje; su anterior manera material de pensar y actuar, adquirida de una educación equivocada, gradualmente cede, en un proceso de regeneración, a su verdadera condición dada por Dios como una expresión del Espíritu, el bien. A medida que progresa, se le hacen mayores exigencias espirituales, y obtiene mejores resultados. Su deseo de llegar a conocer y vivir más el Amor divino, de acercarse más a Dios, es más constante y humilde.

La Sra. Eddy escribe en el libro de texto, Ciencia y Salud: “El desarrollo espiritual no nace de la simiente sembrada en el campo de esperanzas materiales; pero cuando éstas se desvanecen, el Amor propaga de nuevo las alegrías más elevadas del Espíritu, que no tienen mácula terrenal. Cada fase sucesiva de la experiencia desenvuelve nuevas perspectivas de la bondad y del amor divinos”.Ciencia y Salud, pág. 66;

Mediante el estudio, la oración, el perfeccionamiento de sí mismo y la inspiración celestial que resulta de ellos, nos acercamos más a Dios. Cuando comenzamos a expresar caridad y otras cualidades divinas, toda nuestra conducta es más suave y pura, y esto se manifiesta en mayor armonía en nuestras relaciones con los demás.

En el Glosario de Ciencia y Salud la Sra. Eddy define “aceite” como “consagración; caridad; dulzura; oración; inspiración celestial”.ibid., pág. 592; Este aceite espiritual sana la equivocada manera de pensar material y sus manifestaciones externas de discordancia y mala salud. Continuará sanando hasta que se logre la demostración humana del plan de Dios para el hombre, y “la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”. Isa. 11:9;

La aparente carencia de bien es mental; es falta de caridad e inspiración. Gozosamente podemos acudir al Padre y con confianza solicitarle estas dádivas. Un inspirado período de estudio y meditación sobre la verdad del ser, o un culto religioso, o una conferencia sobre Ciencia Cristiana, nos hacen accesible el aceite celestial. Siempre podemos recibirlo en forma ilimitada porque Dios es nuestra Mente, nuestra inteligencia, y Él es infinito. Ininterrumpidamente el aceite de inspiración fluye de su inagotable fuente divina, de la fuente de nuestro propio ser y de todo el universo espiritual.

Este aceite no necesita de tiempo ni de ningún medio de transporte físico para ser traído a donde se necesita. No se da únicamente a ciertas personas, sino que está siempre disponible para todos. “Consagración; caridad; dulzura; oración; inspiración celestial” — todas son inagotables.

Si al igual que las vírgenes prudentes en la parábola relatada por el incomparable Modelo, Cristo Jesús, nosotros somos previsores y mantenemos nuestras lámparas llenas de aceite, no necesitamos decir como las vírgenes insensatas: “Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan”. Mateo 25:8; La inspiración nunca se le niega a nadie; todos pueden obtenerla con la oración, reconociendo humildemente la omnipresencia del Amor.

Recientemente pude comprobar este hecho. Había salido a dar un paseo y vi que un joven corpulento me observaba, pero proseguí mi camino sin sospecha de peligro. Repentinamente este joven — que debe de haber tomado otro camino para adelantárseme — me cerró el paso y comenzó a exigirme cosas imposibles. Instantáneamente recibí inspiración celestial. Me vino a la mente lo que había dicho una mujer en una situación similar. Me oí a mí misma diciendo las mismas palabras: “A usted nada le falta”.

Como seguía imponiéndome sus exigencias, me oí continuar diciendo: “Usted es perfecto. Dios le da todo lo que necesita, y usted está satisfecho. Dios lo ama mucho, y cuando usted ame a todos, entenderá esto”. De repente desapareció. Lo vi unos días más tarde. Parecía avergonzado. Porque lo había perdonado pude saludarlo con naturalidad. Yo había visto a través del velo de la manera de pensar material y percibido al hombre como una idea pura de la Mente divina, el Amor, incapaz de ningún pecado.

El aprendizaje del amor continúa con progreso y alegría. Cuando nos encomendamos a la dirección de Dios contamos con ayuda permanente. La Sra. Eddy dice: “Los buenos pensamientos son una armadura impenetrable; revestidos de ella, estáis completamente protegidos contra los ataques del error de toda clase. Y no sólo vosotros mismos estáis a salvo, sino también se benefician todos aquellos en quienes pensáis”. Y agrega: “El que abriga buenos pensamientos mora bajo la sombra del Omnipotente. Sus pensamientos no pueden reflejar sino paz, buena voluntad hacia los hombres, salud y santidad”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 210.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 1976

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.