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[Original en portugués]

La Ciencia Cristiana* me fue presentada...

Del número de julio de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. me fue presentada cuando estaba preso en la prisión estatal.

Se me envió a prisión por un crimen que había cometido, y estaba completamente arruinado en todo sentido. Además del violento disturbio mental, tenía una úlcera en el estómago y hepatitis. A pesar de grandes dificultades en el tratamiento, fui enviado al hospital central de la prisión donde permanecí seis meses. Cuando mejoré salí del hospital inmediatamente, ya que el número de camas era siempre muy reducido. Un año después de haber regresado a la prisión, a pesar de una aparente mejoría, tuve una recaída, que me dejó peor que antes.

Un día, cuando apenas tenía fuerzas para moverme, y estaba desesperado, un compañero de prisión, parándose frente a mí en el patio de la prisión, me dijo: “Dame dos cruzeiros por este libro. Necesito fumar marihuana”. Tomé el libro y vi que su título era Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Cuando tomé el libro, percibí que contenía algo maravilloso, pues una sensación de bienestar vino a mi consciencia en ese momento. No tenía los dos cruzeiros para comprar el libro pero mi compañero me dio la dirección a donde yo podía escribir y pedirlo.

Esto fue en junio de 1969. Esa misma noche, en mi celda, escribí una carta pidiendo que me regalaran el libro ya que no tenía recursos en ese momento para comprarlo. Mientras tanto, en julio, regresé al hospital. Finalmente empecé a mejorar un poco, e inesperadamente me dieron de alta, mandándome de nuevo a la prisión a pesar de que en los boletines aparecía una fecha de la semana siguiente en la que se me sometería a dos operaciones. Supe después que no me operaron porque, de acuerdo con la opinión médica, la enfermedad era incurable.

El 24 de marzo de 1970, tres días después de salir del hospital de la prisión, tuve la gran satisfacción de recibir el libro de texto, Ciencia y Salud, e inmediatamente empecé a estudiarlo. Todos los sábados venía a visitarme a la prisión un miembro de la iglesia y me orientaba respecto a la Ciencia Cristiana, con ese amor que sólo un apóstol verdadero del Cristo puede poseer.

Poco antes de ser puesto en libertad (en julio de 1972), tuve que presentarme ante los médicos del hospital de la prisión. De acuerdo con su diagnóstico, ya debía haber estado sepultado bastante tiempo atrás. Se sorprendieron al verme de buen semblante, fuerte y saludable. Me preguntaron qué me había sucedido. Les respondí sencillamente que Dios me había sanado.

Hoy en día estoy perfectamente bien y tengo un empleo. Después de estar empleado en una compañía tres meses, me ascendieron a un puesto de responsabilidad.

No existen palabras con las que pueda expresar mi gratitud a Dios por el Maestro, Cristo Jesús; por la Sra. Eddy, por habernos dejado este incalculable tesoro; y por el miembro de la iglesia que fue incansable en la batalla por mi rehabilitación. A pesar de que he adquirido una comprensión básica de esta Ciencia, que me sostendrá en el camino angosto y estrecho de la Verdad, me doy cuenta de que tengo mucho que aprender, pero mi aspiración es la de ser útil a otros así como otros lo han sido para mí.


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