“Si fueses medianamente inteligente, nunca serías Científica Cristiana”, dijo Heriberto a Nélida. Nélida, que era Científica Cristiana de nacimiento y formaba parte de una familia de Científicos Cristianos, se quedó atónita y no se le ocurrió nada que pudiera decir en defensa propia. Había comenzado el año con tantos amigos que había sido elegida abanderada de su clase de noveno año. Sin embargo, su popularidad había quedado en la nada a consecuencia de los ataques de Heriberto contra su religión.
El día más deprimente de su vida fue a mediados de año cuando un compañero de clase fue designado para solicitarle la renuncia como abanderada de su clase. No era que ella hubiera hecho algo malo, sino simplemente alegaban que un muchacho debía ocupar tal cargo. Pero ella sabía lo que pensaban. En ese momento hasta su mejor amigo también la abandonó.
Un frío día invernal, Nélida se dio cuenta de que debía arreglar su vida. Al mirar a través de la ventana, el día parecía semejarse a su estado de ánimo. Dos citas vinieron a su pensamiento. Una era de la Biblia y dice así: “Bienaventurado sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”. Mateo 5:11; Esto la deprimió, porque no podía ver ninguna bendición en ello.
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