Cuando conocí la Ciencia Cristiana yo era atea. Comencé la lectura del libro de texto Ciencia y Salud por la Sra. Eddy para ayudar a un familiar que estaba hospitalizado y me sentí vivamente impresionada por su mensaje.
Durante el transcurso de la lectura pasé por momentos de crisis — no podía orar ni reconocer la presencia de Dios en mi vida. Llegué a tirar el libro al suelo con gran enojo. Al mismo tiempo iban surgiendo en mí sentimientos de paz, nuevo interés en la vida, y gozo, con una elevación espiritual que nunca había experimentado hasta el momento.
Persistí en la lectura y al finalizar el libro ya no existían dudas — supe que había encontrado esa luz, esa claridad, que con tanto afán había buscado. La Ciencia Cristiana ha respondido a todas mis inquietudes.
Por tradición familiar fui criada en una religión cristiana, pero a medida que iba avanzando en edad empecé a poner en duda mis creencias; no pude encontrar respuestas satisfactorias a mis preguntas. Dejé de asistir a la iglesia y de creer en Dios. Más tarde ahondé en teorías filosóficas y en la parapsicología.
Con la lectura de Ciencia y Salud terminó mi ateísmo cuando comprendí que Dios es Amor y que yo debía expresar y demostrar el amor, que debía “tomar la cruz”.
Cuando mi padre murió, mi familia y yo sanamos completamente de una gran sensación de pérdida cuando comprendimos que Dios es la Vida del hombre y que no hay separación del Amor divino — ni para el que ha partido ni para nadie.
Desde que practico la Ciencia Cristiana he resuelto numerosos problemas, y agradezco a Dios mi encuentro con esta fuente de inspiración.
Buenos Aires, Argentina
