Identificar, describir y tratar de definir nuestros ideales es un pasatiempo popular. Un empleo, escuela, compañero, lugar de vacaciones u hogar que a unos pueden parecer ideales a otros pueden parecerles algo muy opuesto. Y cuando uno se ve enfrentado por la enfermedad o el malestar puede que se sienta tentado a aceptar cualquier medio que le ofrezca una respuesta fácil, rápido alivio y pronto retorno a sus actividades usuales.
Pero, ¿qué es una curación verdaderamente científica? ¿Cómo la definiremos? Supongamos que alguien diga: “Estaba yo tan enfermo que no se esperaba que viviera, y ahora estoy bien”. Otro dice: “Estaba ciego, y ahora veo”. ¿Son éstas curaciones científicas? No lo sabemos, a menos que sepamos qué acción se llevó a cabo. Es posible que un paciente haya tomado alguna clase de medicamento; el otro puede que se haya sometido a una intervención quirúrgica.
Puesto que el cuerpo es simplemente una objetivación del pensamiento mortal, todo lo que se manifiesta en el cuerpo es el efecto de algo que se abriga en la consciencia humana. Antes de tan siquiera poder dar respuesta a la pregunta de si ocurrió o no la curación, debemos saber qué se operó en la consciencia del individuo.
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