La Mente, Dios, ha establecido inteligente y permanentemente cada elemento del ser del hombre. La obra de la Mente eterna y omnisciente es competa y eternamente inmutable. “Tus manos me hicieron y me formaron”, Salmo 119:73; nos dice la Biblia.
El intento de manipular mediante el argumento mental o mediante manos humanas es lo opuesto del método de la Ciencia Cristiana para proporcionar alivio, curación o satisfacción. La obra de la Mente, como lo demuestra la Ciencia, está consumada. Es espiritual. Es ideal. La creación espiritual no necesita ser manipulada, ni es posible manipularla. Ni una sola faceta de la creación siempre presente de la Mente puede ser humanamente manejada, alterada o corregida.
La manipulación del cuerpo — el masaje — está ampliamente aceptada como un método para asegurar alivio o aun para curar una condición física discordante. El sistema quiropráctico de curación se basa en la manipulación de varias estructuras físicas, a fin de mejorar su funcionamiento. Los médicos a veces aplican un masaje al corazón para revivir a un paciente, y la gente por lo común se frota un hombro dolorido o un pie lastimado.
¿Podría decirse que las alusiones bíblicas a la imposición de las manos se refieren a la manipulación? Mary Baker Eddy, al hablar sobre el significado más espiritual de una frase de las Escrituras, dice: “... el sentido literal del pasaje ‘sobre los enfermos pondrán sus manos’, sería manipulación; su significado moral, según la ‘nueva lengua’, es poder espiritual — como aparece en otro pasaje de las Escrituras: ‘En las obras de Tus manos me gozo’ ”.Miscellaneous Writings, pág. 248;
Como los demás, los Científicos Cristianos buscan alivio y curación en momentos de dolor o angustia; mas en lugar de ajustar, arreglar, o frotar materia, abordan el problema mediante la oración. Perciben que la naturaleza verdadera y espiritual del hombre es la semejanza de la Mente. Además, reconocen que la Mente tiernamente mantiene lo que de su propia perfección ha formado. Así como la luz elimina la oscuridad, de la misma manera una comprensión iluminada de estas verdades sana la discordancia. En ningún caso es la materia la que necesita ser manipulada sino que siempre es la creencia mortal la que necesita ser corregida.
La mente humana se supone a sí misma separada de Dios, la única Mente real. Esa supuesta mente define la realidad desde su ignorante punto de vista. Juzga a la materia como sustancia, cuando que, en realidad, la materia no es sino una sombra de las discrepancias y limitaciones de su autor, la mente mortal. La manipulación se aplica equivocadamente a la materia a fin de ajustar las innatas discordancias de la mente mortal.
El liberarse de la manipulación física es un paso rudimentario. Algo mucho más vital es liberarse de la manipulación mental. Esta liberación nace de la certeza de que, en realidad, la Mente es Una, la presencia suprema y única. No hay muchas mentes. En esencia, nuestra libertad está arraigada en la comprensión del primer mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Éx. 20:3;
La Sra. Eddy dio a la mente mortal y sus efectos el nombre de “magnetismo animal”. El magnetismo animal se convirtió en un tema bastante popular antes de finalizar el siglo dieciocho. El gobierno francés hasta mandó investigar la validez de esta teoría. La Sra. Eddy, en su libro Ciencia y Salud, cita del informe preparado por la comisión, de la cual Benjamín Franklin tomó parte: “... los efectos violentos que se observan en la práctica pública del magnetismo son debidos a manipulaciones o a la excitación de la imaginación y las impresiones producidas sobre los sentidos”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 101.
La propaganda comercial en los medios informativos se entrega a menudo a la manipulación del pensamiento. Algunas veces, las estadísticas son manipuladas a fin de probar el punto de vista que se desee presentar. La dirección de los negocios públicos, tendiente a sanear una economía decadente, es posible que incluya una dudosa manipulación de factores que afecten la vida individual.
No tenemos por qué ser víctimas de la manipulación por sentirnos indefensos o ignorantes. Podemos defendernos y protegernos enérgicamente — defender y proteger nuestra consciencia. Toda la obra de la Mente ha sido forjada a la perfección. No necesita ajuste alguno. Esta Mente que expresa su idea, el hombre, imposibilita el reino del sentido material con sus métodos equívocos.
El liberarse de la manipulación mental es más que el escaparse de cierta influencia mental e injusta. Como Cristo Jesús lo demostró, es, en realidad, ser una ley para nosotros mismos de que la Mente divina es Una, la omnisciente, la siempre presente. Es reflejar esa Mente con certeza, seguridad y claridad.
Protegidos mediante la espiritualización, estaremos a salvo no sólo de influencias erróneas sino también de la tentación de influenciar erróneamente a los demás. Bien podríamos preguntarnos si alguna vez hemos tratado de arreglar o cambiar con obstinación las circunstancias a fin de arreglar los asuntos ajenos a nuestra manera. Al orar por nosotros o por los demás, ¿acaso no nos hemos sentido tentados a meramente figurarnos o imaginarnos mejor salud física, relaciones humanas más felices, provisión material más abundante? Tal pensamiento no sería, en realidad, otra cosa que un intento mortal de manipular las circunstancias. La oración puramente científica discierne la absoluta verdad espiritual del hombre. Nos permite ver clara y totalmente la consumada obra que la Mente ha formado. La curación permanente nace de una comprensión genuina de la Verdad, no de un arreglo — por muy noble que sea — de buenas circunstancias humanas.
Cada uno tiene el derecho supremo de no ser tocado jamás por la materialidad y de responder totalmente al toque de la Mente divina.
