Beatriz, la hermanita de Roberto, era tres años menor que él. El abuelo, el papá de la mamá, vino a vivir con la familia después que Beatriz nació. Mamá dijo que el abuelito era “una niñera hecha a la medida”.
Cuando Beatriz comenzó a asistir a la escuela, era obvio que era la mimada del abuelo. Muchas veces cuando hacía algo mal, culpaban a Roberto. Para molestrarlo, ella a veces hacía creer que Roberto la había lastimado, para que el abuelo lo reprendiera.
A Roberto no le parecía gracioso. Se dijo a sí mismo que estaba bien que el abuelo la quisiera más a ella, pero que no era justo que siempre lo regañara a él.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!