Poco después de cambiarme a San Francisco, fui de visita a lo que en ese entonces era la Christian Science Benevolent Association en la costa del Pacífico. Más tarde necesité de esta hermosa institución para la curación espiritual.
Un día desperté con la cara hinchada y con dolor de muelas. Inmediatamente llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana, quien me dio tratamiento por medio de la oración. Transcurrieron varios días y la condición en vez de mejorar empeoraba. Además tenía dolor de oídos. Esto sucedió unos días antes de yo salir en un viaje importante. Llamé a la practicista para informarle que pensaba que yo debiera ir a la Benevolent Association para descansar y estudiar. Ella estuvo de acuerdo, y partí.
A mi llegada sentí una sensación de armonía como raramente la había sentido. El afecto y la amistad expresados eran muy alentadores. Las enfermeras se turnaban para leerme, y dos pasajes de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy me llamaron la atención: “El sonido es una impresión mental, producida en la creencia mortal. El oído no oye realmente. La Ciencia divina revela que el sonido se comunica por los sentidos del Alma — por el entendimiento espiritual” (pág. 213); y en la página 216: “La espiritualidad asedia abiertamente al materialismo. ¿En qué bando estamos peleando?” Luego, cerca de las dos de la mañana me dormí, la primera vez en varios días y noches. Había dormido apenas unos treinta minutos cuando desperté y sentí que algo se desprendió dentro de mi boca, y el absceso comenzó a desaparecer. Pasaron unos días antes de que desapareciese totalmente la inflamación, pero me sentí completamente libre a la mañana siguiente, y por la tarde salí por avión para asistir a la reunión.