En el Salmo 23 leemos: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. Y en Ciencia y Salud la Sra. Eddy dice (pág. vii): “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones”.
Comprobé la verdad de estas dos declaraciones después de una intervención quirúrgica de emergencia y tratamiento médico durante varios meses habiéndose diagnosticado que tenía un tumor. Los médicos me dijeron que había indicios de que el tumor permanecía activo, y que requeriría un tratamiento aún más intenso por tiempo indefinido.
En este estado, después de contarle mi situación a una de mis amistades que era Científico Cristiano, decidí que confiar en medios materiales no era la solución. Comprendí que debía recurrir a mi Padre — debía saber y comprender que todo lo que había pasado los meses anteriores no me había separado del amor de mi Padre-Madre Dios.
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