Muy a menudo, los problemas sacuden nuestro progreso. Mas es preferible que desde el comienzo progresemos mediante la comprensión espiritual y no por los aguijones de las preocupaciones. Las verdades espirituales que llegamos a captar perduran durante toda la vida. Si bien es posible que la lucha por salir del pantano de las pruebas nos dé más carácter y nos fortalezca en otro buen sentido, también es posible que hasta cierto punto nos haga creer en la realidad del pantano. Mas el progreso logrado por la comprensión espiritual — por el estar conscientemente a solas con la realidad — por cierto que no nos hace darle realidad.
Estar a solas con la realidad, no es sentirse solo. La búsqueda por estar a solas con la realidad no implica escaparse de las responsabilidades y esconderse en un rincón oscuro. Estando a solas con la realidad de las cosas, sabemos que coexistimos con las ideas permanentes y espirituales de Dios y las incluimos. Nos alejamos de las complejidades confusas de la tal llamada realidad material.
La creación del Espíritu es lo real. La materia, lo opuesto al Espíritu, no es real. Ni lo son el espacio material y el tiempo. Creyendo que la materia, el espacio y el tiempo son realidades, damos vueltas encajonados en nuestros problemas y por eso es que realmente no los resolvemos. Estar a solas con nuestro propio ser y con la realidad de todas las cosas no significa alejarnos de lo concreto y real. Significa conocer y sentir la omnipresencia de la Verdad — es saber y probar que hemos desechado las mentiras y carencias del sentido material.
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