La derrota del ejército de los filisteos en Eben-ezer (ver 1 Samuel 7:10–13) parece haber detenido el avance de las fuerzas filisteas por algún tiempo, sosteniendo de ese modo la posición de Samuel como líder de los israelitas. Sin embargo, a edad avanzada, mientras mantenía su judicatura, nombró a sus dos hijos para que compartieran sus responsabilidades, apostándolos en Beerseba, ciudad sureña en la frontera.
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