Con mucha alegría y profunda gratitud expreso mi agradecimiento a la Ciencia Cristiana por muchas bendiciones y curaciones, y por la protección que he experimentado.
Recientemente sané de intensos dolores en el corazón. Debido al malestar que sentía me parecía que no podía orar por mí mismo. Por eso llamé por teléfono a una practicista de la Ciencia Cristiana, quien me dio un tratamiento muy eficaz que me tranquilizó y me permitió descansar. Al día siguiente pude volver a mi trabajo sin mayores dificultades. Subsecuentemente sané por completo.
Una de mis primeras curaciones que me alentó a perseverar en el estudio de la Ciencia Cristiana fue la curación de una crisis nerviosa. Fui a una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana en la que permanecí varias horas leyendo, encontrando paz y consuelo al consultar la abundante y valiosa literatura de la Sala de Lectura. El aliento que me dio la bibliotecaria me ayudó a liberarme de la enfermedad.
Agradezco mucho la amabilidad y todas las evidencias de amor con las que buenos amigos nos rodean. Estoy agradecido por las reuniones de testimonios de los miércoles y por los cultos dominicales, por la belleza de la música y de los himnos. Los artículos de la edición en francés del Heraldo, del que continuamente se pueden sacar ideas espirituales nuevas y valiosas, han sido una fuente de inspiración para mí.
El leer y estudiar la Biblia, y Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, nos capacita para entender a Dios como Verdad, Vida y Amor y a demostrar el Cristo sanador como nos lo revela la Ciencia Cristiana, el Consolador prometido.
¡Qué maravillosa es la obra para la que nuestro Padre-Madre Dios inspiró a la Sra. Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana! Las palabras no pueden expresar mi gratitud y admiración por todas las evidencias del bien y por las obras que demuestran el poder de Dios en nuestra vida. “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz” (Lucas 2:14). Este mensaje expresado al nacer Cristo Jesús es el mismo hoy en día.
Ginebra, Suiza
