Con mucha alegría y profunda gratitud expreso mi agradecimiento a la Ciencia Cristiana por muchas bendiciones y curaciones, y por la protección que he experimentado.
Recientemente sané de intensos dolores en el corazón. Debido al malestar que sentía me parecía que no podía orar por mí mismo. Por eso llamé por teléfono a una practicista de la Ciencia Cristiana, quien me dio un tratamiento muy eficaz que me tranquilizó y me permitió descansar. Al día siguiente pude volver a mi trabajo sin mayores dificultades. Subsecuentemente sané por completo.
Una de mis primeras curaciones que me alentó a perseverar en el estudio de la Ciencia Cristiana fue la curación de una crisis nerviosa. Fui a una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana en la que permanecí varias horas leyendo, encontrando paz y consuelo al consultar la abundante y valiosa literatura de la Sala de Lectura. El aliento que me dio la bibliotecaria me ayudó a liberarme de la enfermedad.
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