Por muchos años he confiado únicamente en la ayuda de Dios y en el poder sanador del Cristo, la Verdad, para solucionar todas las dificultades que se me han presentado, como lo aprendemos a hacer en la Ciencia Cristiana.
Cuando estuve en el Lejano Oriente durante la Segunda Guerra Mundial, sané de una intoxicación causada por la ingestión de alimentos en mal estado. El pasaje de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy que produjo la curación instantánea dice así (pág. 463): “Una idea espiritual no tiene ni un solo elemento de error, y esta verdad elimina debidamente todo lo que sea nocivo”.
Hace poco hubo una epidemia de influenza en nuestra zona. Yo también caí enferma, y cuando la enfermedad se complicó con asma, le pedí a una practicista de la Ciencia Cristiana que me ayudara por medio de la oración. Muchas creencias falsas tuvieron que ser corregidas, inclusive la de temor. La curación completa tuvo lugar al adherirnos a la verdad de que Dios es nuestra Vida, nuestra Mente. La Sra. Eddy escribe (Ciencia y Salud, pág. 66): “Las pruebas son señales del cuidado de Dios”. Contribuyen a hacernos crecer en entendimiento espiritual cuando obtenemos nuestras curaciones confiando más firmemente en Dios.
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