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El cómo de la curación por la Mente

Del número de abril de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Al dirigir la palabra a un auditorio en Tremont Temple en Boston en 1885, Mary Baker Eddy trató sobre preguntas relacionadas con su descubrimiento de la Ciencia Cristiana.Christian Science (crischan sáiens) Enunció las preguntas y después las respondió. Una pregunta clave fue: “¿Cómo se efectúa la curación en la Ciencia Cristiana?” Miscellaneous Writings, pág. 96;

Quienes recurren a la Ciencia Cristiana en busca de curación hacen a menudo esta pregunta: “¿Cómo se efectúa la curación?” Lo que realmente están preguntando es: “¿Cómo puedo demostrar el poder curativo de esta enseñanza? ¿Cómo puedo usarlo eficazmente en mi vida?” La Biblia y los escritos de la Sra. Eddy hacen comprensible y demostrable el cómo de la curación por la Mente. Y quienes investigan este interesante y meritorio tema, pronto encuentran que por cierto no es una forma de control de la mente o curación por medio de la fe. La Sra. Eddy inició su respuesta a la pregunta mencionada corrigiendo el punto de vista que supone que la curación por la Ciencia Cristiana es alguna clase de transferencia de pensamiento. Por lo contrario, es verdaderamente curación por la Mente; es la acción de la Mente divina sobre la manera de pensar y vivir humanos. Difiere radicalmente del control del pensamiento o cura por la mente, los cuales recurren a la mente humana para que se corrija a sí misma o que se desenrede de sus propias equivocaciones y dificultades.

La Sra. Eddy comprendió que la Mente divina cura la manera de pensar humana y el cuerpo humano. Claramente explica esto cuando habla sobre algunas de las curaciones físicas instantáneas que efectuó ella por medio de su comprensión de que el Dios infinito no reconoce ninguna enfermedad. Dice ella: “A propósito de estas experiencias, ciertas proposiciones que se prueban por sí mismas invaden mi pensamiento expectante; he aquí una de estas convicciones: que un reconocimiento de la perfección del infinito Invisible confiere un poder que ninguna otra cosa puede conferir”. Y continúa: “Un punto incontestable en la Ciencia divina es éste: puesto que Dios es Todo, una comprensión de este hecho disipa hasta el sentido o consciencia de pecado, y nos acerca más a Dios, revelando los fenómenos de la Mente que lo es Todo”.La Unidad del Bien, pág. 7;

Entonces, el cómo de la curación por la Mente debe incluir alguna comprensión de la naturaleza de la Mente que lo es Todo, de otra manera sería imposible tener alguna comprensión de su perfección infinita. La Mente, como es definida en la Ciencia Cristiana, es un término para Dios, la fuente de toda inteligencia y vida. La Mente divina es el creador de todo lo que verdaderamente existe, y su creación vive y se mueve por siempre dentro de esta Mente perfecta. De esta manera, la Mente es vista como creador y su manifestación infinita como creación, cada una perfectamente relacionada a la otra como Mente y sus ideas. Desde este punto de vista podemos empezar a relacionarnos con la Mente; podemos empezar a ver que la Mente es la fuente de nuestra inteligencia, de los pensamientos correctos que nos vienen. Y podemos empezar a ver cómo esto puede ser verdadero para otros también.

El aceptar nuestra identidad como idea de la Mente nos trae un punto de vista totalmente nuevo de quiénes somos y de lo que somos. Podemos empezar de una manera llanamente práctica a obedecer la admonición bíblica: “Haya, pues, en vosotros esta mente que hubo también en Cristo Jesús”. Filip. 2:5 (según la versión King James de la Biblia); Por muy mínimo que sea nuestro conocimiento de la vida de Jesús, se evidencia que él comprendió el cómo de la curación por la Mente. Él sabía exactamente lo que estaba haciendo cuando sanaba a los enfermos. Y les es evidente a quienes estudian la vida de Jesús que él no pretendía otra vida o consciencia sino la que viene de Dios.

Una comprensión de cómo curaba el Maestro fue la base sobre la cual la Sra. Eddy practicaba la curación por la Mente. De su minucioso estudio de las Escrituras y particularmente de la vida y método sanador de Jesús fundó ella el método de la Ciencia Cristiana de la curación por la Mente. De Jesús dice: “No pretendió tener inteligencia, acción, ni vida separadas de Dios”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 136;

A cada uno de nosotros, el implementar o hacer práctico este modo de considerar la inteligencia y vida, puede parecernos al comienzo, extraño y difícil. Por un lado estamos tratando con verdades espirituales y por el otro con situaciones humanas terrenales y a veces difíciles. El mundo tiene hoy en día problemas complejos y perturbadores por resolver, y todos nosotros, hasta cierto grado al menos, somos afectados por el mundo en que vivimos. De manera, entonces, ¿cómo pueden estas verdades espirituales acerca de nuestro ser efectuar un cambio en nuestra vida cotidiana? ¿Cómo pueden sanarnos o ayudarnos a resolver nuestros problemas?

Si volvemos a la explicación de la Sra. Eddy de que “puesto que Dios es Todo, una comprensión de este hecho disipa hasta el sentido o consciencia de pecado”, es evidente que la Sra. Eddy trató con la enfermedad y con la invalidez corpórea de una manera mental y espiritual. De ninguna manera estaba pasando por alto o ignorando el mal en ninguna de sus manifestaciones. En vez, su método de curación por la Mente era una manera decisiva y eficaz de destruir males mentales y corpóreos. El cómo de su curación consistía en acercar el pensamiento más a Dios y a Su perfección infinita y de esa manera sacar a luz la manifestación más elevada posible de perfección en la vida humana, incluyendo el hecho de que somos libres de enfermedad y sufrimiento.

¿Es éste un método, entonces, que cada uno de nosotros puede seguir? ¿Podemos usarlo eficazmente para nosotros? Sí. Y en todo aspecto de la vida humana. La clave radica siempre en relacionarnos y relacionar nuestro pensamiento con la pureza y perfección de la Mente divina. Esto nos acerca más a Dios y produce curación perfecta precisamente donde estemos ahora.

Uno de los aspectos más vivificantes y recompensadores de este método es la respuesta que da a las preguntas: “¿Qué decir acerca del mal?” “¿Cómo es posible que ignoremos el mal cuando es tan evidente en el mundo de hoy?” La Ciencia Cristiana no ignora el mal o las muchas formas en que aparenta ser verdadero. El hacer esto de ninguna manera sanaría o corregiría aquello que esté perturbando y causando temor. Pero hay una respuesta científica a esta cuestión del mal. Y pronto encontramos, al implementar las verdades de la Ciencia Cristiana, que el mal no es ignorado; es destruido.

El resultado de pensar desde el punto de vista de la Mente perfecta y única es la exterminación de creencias malas, de enfermedad, pecado, y muerte. La Sra. Eddy comprendió claramente cómo dar respuesta a esta pregunta acerca del origen y supuesta realidad del mal. Dice: “La única respuesta correcta a la pregunta: ‘¿Quién es el autor del mal?’ es la declaración científica de que el mal es irreal; que Dios hizo todo lo que fue hecho, pero que Él jamás hizo el pecado o la enfermedad, es decir, ni un error de la mente ni del cuerpo”.La Curación Cristiana, pág. 9;

Y de esta manera nos es más fácil ver por qué los estudiantes de Ciencia Cristiana pueden aceptar y probar la verdad de que “puesto que Dios es Todo, una comprensión de este hecho disipa hasta el sentido o consciencia de pecado”. La Ciencia de la curación por la Mente está basada en el hecho de que la Verdad es la realidad y el error la irrealidad como pensamiento y como manifestación. La práctica de la curación por la Mente prueba que la Mente, la única Mente que el hombre tiene, la que usted y yo tenemos, jamás yerra. A medida que vemos que en realidad no hay pensamiento erróneo o pecado, no puede haber efecto de pensamiento erróneo en nuestra vida; no puede haber ni acciones pecaminosas ni condiciones corpóreas enfermas. Es el reconocimiento de la absoluta perfección de Dios y del hombre, de la Mente y su manifestación, lo que sana en la Ciencia Cristiana.

Quien honestamente sigue el camino de la curación por la Mente, pronto se da cuenta de que la sencillez de este método no puede exagerarse. Se da cuenta de que la Ciencia de la curación por la Mente le hace exigencias. Ya se trate de un practicista que esté trabajando para sanar a un paciente o de una persona que esté en busca de curación, la curación por la Mente según la Ciencia Cristiana requiere que el estudiante acepte la verdad de la perfección y totalidad de la Mente divina y que viva tan fielmente como le sea posible de acuerdo con esta verdad. Se da cuenta de que requiere disciplina de pensamiento. Requiere que se discierna y se rechace lo que sea falso y mendaz, tal como la creencia en muchas mentes, mentalidades malas, pensamientos de resentimiento, enojo o temor. Se da cuenta también de que tiene que mantener sus pensamientos libres de imágenes de enfermedad que tienden a llenar la atmósfera del pensamiento humano hoy en día. El mantener el pensamiento libre de imágenes de enfermedad, y del temor que resulta de meditar sobre los nombres y síntomas de enfermedades o rumiar acerca de ellos, es posible cuando nos identificamos como la expresión de la Mente divina y perfecta. Pablo, un cristiano intrépido, conocía la base del pensar correcto. Sabía que estaba a nuestro alcance pensar correctamente, pues ¿no señaló acaso la manera cuando dijo: “No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de mente sana”? 2 Tim. 1:7 (según la versión King James de la Biblia).

Tener una mente sana, libre de temor, y expresar poder y amor espirituales, vienen a ser más naturales cuando reclamamos la Mente divina, Dios, como nuestra Mente. Nos damos cuenta cada vez más de que las imágenes de pensamiento que nos son verdaderas son aquellas que nos vienen de nuestra fuente divina — de Dios. Pronto nos damos cuenta de que Dios, la Mente divina, es verdaderamente el sanador. Nos damos cuenta, como se dio cuenta la Sra. Eddy, del cómo de la curación por la Mente — de que es la comprensión de la verdad de que Dios es Todo. A medida que aceptamos y vivimos esta verdad, nos acerca más a Dios y nos revela “los fenómenos supremos de la Mente que lo es Todo”. Entonces se efectúa la curación perfecta.

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