Cual capullo de seda
el amor de Dios suavemente me rodea.
Sus fuertes hebras
desplegadas
envuelven al mundo.
Del número de abril de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana
Cual capullo de seda
el amor de Dios suavemente me rodea.
Sus fuertes hebras
desplegadas
envuelven al mundo.