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[Original en holandés]

Cuando conocí la Ciencia Cristiana en una conferencia hace seis años,...

Del número de abril de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando conocí la Ciencia Cristiana en una conferencia hace seis años, pasaba por momentos muy difíciles. Había estado recibiendo tratamiento médico por síntomas de reumatismo y estaba en observación constante por parte de un ginecólogo por haber tenido una seria intervención quirúrgica.

Hacía unos quince años que mi marido estaba teniendo problemas relacionados con su empleo, lo que había resultado en el deterioro de su salud: tenía dolores de cabeza intensos y trastornos intestinales y estomacales. Había tratado distintos tipos de medicinas y había cambiado continuamente de médicos, pero nada de esto lo ayudó.

La situación familiar con mi hermano y mi cuñada era desarmoniosa y parecía no tener solución. Cuando encontré la Ciencia Cristiana se me abrió un mundo totalmente nuevo. Desde hacía dos años había tenido la fuerte sensación de que estaba siendo guiada hacia algo nuevo. Era miembro activo de una iglesia protestante, pero esta religión ya no me atraía.

Empecé a entender gradualmente la grandiosidad de esta religión y especialmente su aplicación a la vida diaria gracias a las numerosas conversaciones que mantuve con la bibliotecaria de la Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana y sus ayudantes, así como con otros Científicos Cristianos, quienes siempre fueron muy amables y comprensivos, y gracias al estudio de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Tenía un gran deseo de obtener una comprensión aún mayor.

Mi marido sanó, y sus problemas han sido resueltos por el tratamiento por medio de la oración que le dio un practicista de la Ciencia Cristiana. Ahora es un hombre sano y agradecido. Sané de reumatismo, y no necesito más de un médico. La relación con mi hermano y mi cuñada es buena.

Nuestra familia ha tenido varias curaciones en los últimos años, entre ellas se destacan una inflamación en el abdomen que tuvo mi hija y un tumor en el oído que tuvo mi hijo. Recientemente se le presentaron a mi hija súbitos dolores intensos en el cuello que le impedían mover la cabeza. Esto también fue sanado por medio de la Ciencia Cristiana.

Sentimientos negativos que yo tenía, tales como ansiedad y preocupación excesiva cuando mis hijos llegaban a casa tarde en la noche, ahora han desaparecido.

La comprensión de que el Amor divino gobierna, y que siempre podemos hacer de esto la base de nuestros pensamientos, nos pone en tierra firme.

Por un tiempo creí que una joven amiga tenía un carácter difícil. Al verla en forma diferente, pude establecer una mejor relación con ella. Puedo ayudarla en todas sus dificultades, y ella misma desea verse a sí misma y a los demás de otra manera, mejores. Debido a esto y a la comprensión de que el Amor puede vencer todo, la quiero como si fuera mi propia hija. Al mismo tiempo comprendo que debiéramos amar a todo el mundo de esta manera, viendo a través de la neblina de la materia, y sabiendo que en todo individuo mora la esencia del bien.

Estoy muy agradecida por lo que la Ciencia Cristiana me ha enseñado y continúa enseñándome.

Las palabras no pueden expresar toda la gratitud que siento por la maravillosa obra que realizó la Sra. Eddy. Por lo tanto estoy muy contenta por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial.


Estoy en completo acuerdo con este testimonio y estoy especialmente agradecido por la ayuda y el apoyo de mi esposa y más tarde por la de un practicista.

Gracias a la ayuda de la Ciencia Cristiana todo lo que me aquejaba desapareció, y he comprobado a través de varios años que no he tenido necesidad de consultar a un doctor en medicina. Por esto estoy agradecido.


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