A través del altoparlante se escuchó la voz anunciar: “¡Todos los corredores de la carrera de relevos de 400 metros, por favor vayan a sus lugares de partida!”
Mis rodillas temblaban de tal manera que apenas podía caminar. Era el momento más terrible de mi vida. El temor me puso tan en tensión que sentí que casi no podía moverme, ¡mucho menos disputar una carrera! ¡Estaba rígido de miedo!
Mientras caminaba hacia el lugar de partida, recordé una de las conversaciones que habíamos tenido en mi clase de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Habíamos hablado sobre expresar las cualidades de Dios en el atletismo. En cualquier cosa que hagamos debemos esforzarnos por expresar las cualidades de Dios. Así como un rayo de sol es uno con el sol, de la misma manera nosotros somos uno con Dios y vivimos para manifestar las cualidades de Dios. Al correr expresamos ritmo, gracia y fortaleza. El nerviosismo parecía estan limitando estas cualidades en mí e impidiendo que expresara completamente a Dios.
Luego recordé la declaración de la Sra. Eddy: “El hombre no es materia; no está constituido de cerebro, sangre, huesos y otros elementos materiales... El hombre es idea, la imagen del Amor; no es corpóreo”.Ciencia y Salud, pág. 475. Antes de que me diera cuenta, estaba completamente curado del nerviosismo. Nos dieron la señal de salida y como resultado de haber recurrido a Dios, corrí mi mejor carrera de todo el año.
