Las ciudades son centros del pensamiento humano. Es comprensible, entonces, que suelan ser centros de problemas: decadencia urbana, endeudamiento urbano, expansión descontrolada y hasta guerrilleros y terroristas urbanos.
La consciencia mortal siempre tiene problemas de alguna índole. Estos problemas se derivan de una raíz profunda: enigmas no resueltos respecto de la vida, su propósito y significado.
Las creencias humanas se exteriorizan en condiciones visibles. Cuando los pensamientos humanos están densamente acumulados, puede haber una maraña de discordancia. La consciencia material es una arena de opiniones y teorías en conflicto. De esto nace la tensión y a menudo se supone que la capacidad creadora y el desarrollo artístico e intelectual también provienen de ello. La vida urbana puede ser estimulante y enriquecedora, y también llena de desafíos. El desafío se cifra en realzar el bien y eliminar todo lo que sea inferior al bien.
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