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Mejor que sobornos

Del número de julio de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Se sabe que funcionarios gubernamentales de Europa, América del Sur y Asia han aceptado sobornos de empresas con sede en los Estados Unidos que operan en muchas naciones. Aparentemente, una empresa dio dos millones y medio de dólares, y otras diez veces más, para influir a dichos funcionarios. Algunos de ellos han sido enjuiciados, otros destituidos de sus cargos y algunos altos ejecutivos de las empresas involucradas han sido obligados a renunciar.

La gente, escandalizada por tales noticias, se pregunta: ¿Les es posible a las empresas multinacionales mantener una sola y elevada norma de ética comercial, y competir con éxito en un mundo de culturas y tradiciones diferentes respecto a lo que está bien y lo que está mal?

Algunas empresas están desarrollando sus propios códigos de ética comercial para guiar a sus empleados a hacer lo que es correcto, y está muy Sien. Pero una ética basada en la tradición humana tiene el prejuicio de esa tradición y puede ser atractiva solamente en forma limitada. A la larga, sólo un sistema de ética comercial basado en la Verdad absoluta puede lograr el bien común y unir a todos en una comunidad moral. La Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) ofrece tal sistema, firmemente basado en los Diez Mandamientos, en las Bienaventuranzas y en la unicidad de Dios, el Espíritu. Mary Baker Eddy escribe: “Un Dios infinito, el bien, unifica a los hombres y a las naciones; constituye la hermandad de los hombres; pone fin a las guerras; cumple el mandato de las Escrituras: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’; aniquila la idolatría pagana y la cristiana, — todo lo que es injusto en los códigos sociales, civiles, criminales, políticos y religiosos; establece la igualdad de los sexos; anula la maldición que pesa sobre el hombre, y no deja nada que pueda pecar, sufrir, ser castigado o destruido”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 340;

A hombres de negocios, y también a otros, se les exige que formen una comunidad sin limitaciones. “La Verdad es ilimitada; el error es limitado”, nos asegura la Sra. Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana. “La Verdad es inteligente; el error es falto de inteligencia. Además, la Verdad es real, y el error es irreal”.ibid., pág. 466; En la Ciencia, el hombre es la expresión misma de esta Verdad unificadora — el Dios único. El representante de una empresa que vive la verdad en su corazón y en su negocio atraerá negocios, por muy distinta que sea la cultura de sus clientes y competidores.

El desafío consiste en que él desarrolle una fe constante en lo correcto que mantenga limpias las ventanas de la consciencia para que penetre el brillo de las ideas de la Verdad. Entonces la fuerza espiritual y el valor moral necesario para actuar de acuerdo a las exigencias de la Verdad también penetrarán. Puede no someterse a los falsos dioses del mundo de los negocios — el progreso materialista, la satisfacción de sí mismo, y el argumento de que es más fácil aprovechar la oportunidad. Puede rechazar la contradictoria costumbre de presentar una cuenta de gastos que superficialmente se ajusta a la norma cristiana de honradez mientras se negocia ilícitamente. Como dice Pablo: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Rom. 12:2; Aferrándose al hecho de que la Verdad es omnipotente, ahora como finalmente, el ejecutivo puede dejar que la realidad del Cristo puro transforme la rutina comercial.

Por lo visto, la sociedad de ahora espera de las empresas comerciales una mayor responsabilidad social y una moral más elevada en dichas empresas. Las noticias recientes sobre comercio internacional indican que ha disminuido la costumbre de hacer pagos ilegales y denota la fuerza moral que finalmente la confianza en la Verdad absoluta traerá al mundo. Los negocios ilícitos entre empresas y gobiernos se toleran menos en la actualidad que durante la última década, como puede verse por el número de altos funcionarios que han sido obligados a renunciar. La comunidad social ha elevado la norma de moralidad pública por lo menos un punto. El Cristo, la Verdad, opera en el pensamiento del mundo, impulsando este progreso.

Por ejemplo, ahora se hace una clara distinción entre la costumbre ya aceptada de agasajar a los clientes, y el proceder inaceptable que va desde hacer regalos con el propósito de influir, hasta el soborno cínico. Sin embargo, a veces es difícil discernir cuál es la línea divisoria.

Evidentemente, la distinción tampoco era fácil en los tiempos bíblicos. “Ya que el hacer regalos estaba visto como un medio perfectamente legítimo para progresar (Proverbios 18:16), y era aún recomendado para apaciguar a los antagonistas (21:14), la distinción entre regalos y sobornos debe a veces haber sido extremadamente sutil”,The Interpreter's Dictionary of the Bible, Vol. 1, pág. 465; escribe un erudito bíblico. Pero Pablo fue claro en este punto. Él no hizo ningún intento de pagarle a Félix cuando ese funcionario de gobierno maniobró por un soborno. Ver Hechos 24:26; El representante de una empresa puede estar tan en lo cierto como Pablo. Si confía en la pura y genuina Verdad, por contraste, el más mínimo indicio de deshonestidad se evidenciará para ser destruido.

Tal vez alguien pregunte: Cuando todos los demás dan sobornos, ¿cómo puedo conseguir clientes sin hacer lo mismo? Un alto jefe de una empresa responde: “Hablando por experiencia, puedo decir que ciertamente es posible operar un negocio con éxito y satisfacer las necesidades de la sociedad y al mismo tiempo mantener el más alto nivel de moralidad”.S.A.M. Advanced Management Journal, Winter, 1977, pág. 9;

Aquel cuyo pensamiento está del lado de la Verdad ilimitada puede idear conceptos más imaginativos para llenar las necesidades de un cliente, y a un nivel superior. La Verdad tiene un medio de llegar aun al más insensible. Es muy posible que el cliente esté contento de que se le convenza por medio de recursos inteligentes y no con sobornos, con refinamiento y no mediante complacencia propia, con franqueza y no con subterfugios.

Pero es obvio que las empresas son ahora tan internacionales que sus asuntos son los asuntos de todos. Básicamente no son los llamados males de los grandes negocios o de la burocracia gubernamental los que actúan incorrectamente, sino los buenos o malos móviles del ser humano. Por lo tanto, debemos llegar a la conclusión de que es posible para las empresas que operan en muchos países mantener una única norma ética y competir con éxito en el mercado mundial. Debemos admitir que el futuro de la honradez en el comercio internacional dependerá, en parte, de cómo usted y yo seamos capaces de resistir el materialismo y practicar éticas basadas en la Verdad absoluta en nuestra vida. La Sra. Eddy asegura: “La Ciencia del hombre y del universo, en contraposición a todo error, está en camino, y la Verdad se apresura para recibirla y darle la bienvenida. Se halla purificando a todas las naciones, religiones, éticas y enseñanzas, haciendo de los niños nuestros maestros”.Message to The Mother Church for 1902, pág. 2.

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