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Curación cristiana: Rápida, completa, permanente

Del número de julio de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


“Al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios”. Hechos 3:7, 8; Ésta, por cierto, es la clase de curación que todos anhelamos que ocurra consistentemente como resultado de nuestro atestiguamiento del hecho de que el hombre es el hijo de Dios, como enseñó Cristo Jesús.

En este caso, el hombre que fue sanado jamás había andado. Siendo un paralítico congénito, parece que ni siquiera conscientemente esperaba poder andar. Meramente estaba pidiendo dinero. Sin embargo, al verlo sentado a la entrada del templo, los Apóstoles Pedro y Juan percibieron que tenía una pizca de fe que resultaría en curación. Lo animaron a que tomara posesión de la fortaleza y actividad otorgadas por Dios como nunca lo había hecho antes, y él respondió saltando y entrando con ellos en el templo, saltando de alegría. El incidente ocurrió rápidamente, la curación fue completa, y no hay relato en la Biblia de que no hubiera sido sino permanente.

La fe de los apóstoles en el poder de Dios como fue enseñado por Cristo Jesús fue innegable y vigorosa. Esperaban curación rápida, completa y permanente. Cuando Pedro tomó al hombre de la mano y lo levantó, los espectadores se maravillaron. Mas para los apóstoles fue la consecuencia natural de la comprensión de que el hombre es el hijo de Dios, como su Maestro había enseñado, y de dejar que la fe en el poder sanador de Dios gobernara el pensamiento de ellos. Habían visto antes tales casos de curación repentina muchas veces. Según los Evangelios, la obra sanadora de Jesús siempre fue rápida, completa y permanente. No estaba señalada por un mejoramiento gradual, curación incompleta o recaída. Sus seguidores estaban llenos de la inspiración del ejemplo sublime del Maestro y sabían que sus enseñanzas los dotaban de un poder sanador similar.

La inmediación de la obra sanadora de Jesús es especialmente subrayada en el tercer Evangelio. Algunos creen que esto se debe a que su autor, Lucas, fue médico y le impresionaba particularmente la rapidez de las curaciones del Maestro. Ahora la Ciencia Cristiana nos enseña que la curación espiritual puede ser rápida siempre — tan rápida como la corrección de cualquier creencia falsa cuando la verdad es admitida y reconocida.

La enfermedad, la discordia, toda condición mala, son productos de un falso concepto acerca de Dios, el creador de todo ser verdadero, y acerca de Su creación, el universo y hombre espirituales. Son ellos productos del pensamiento, no de condiciones materiales. Dios es Principio perfecto, Amor divino, Mente inmortal, Espíritu infinito, Vida eterna. Su creación es Su manifestación, que refleja exactamente Su naturaleza sublime sin insinuación de imperfección, limitación, materialidad o mortalidad.

El mundo material y las formas y condiciones de los mortales que existen en él — incluyendo las discordias y enfermedades — son imágenes temporales y temporarias de la falsa creencia, que sólo a los sentidos físicos les parecen reales. En realidad, el hombre siempre está a una con Dios, el bien. Él es hijo de Dios, espiritual, completo, perfecto en todo sentido. Él no cae de la norma divina de perfección para pecar, enfermar o morir. Toda evidencia contraria es una mentira, una ilusión o cuadro mental falso, el cual es instantáneamente destruido cuando la mentira es reemplazada por la verdad.

La Sra. Eddy escribe: “Estando el hombre real unido a su Hacedor por medio de la Ciencia, los mortales sólo necesitan apartarse del pecado y perder de vista la entidad mortal, para encontrar al Cristo, al hombre verdadero y su relación con Dios, y para reconocer su parentesco divino”.Ciencia y Salud, pág. 316; Entonces la curación tiene que ser instantánea.

También tiene que ser completa.

En un corto versículo, Lucas relata suscintamente cómo la hija de Jairo fue completamente sanada en un instante, a pesar de haber estado gravemente enferma y de haber sido declarada muerta antes de que el Maestro se acercara a su lecho. Lucas dice que a la orden de Jesús de que se levantara, “su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer”. Lucas 8:55;

Cuando es practicada científicamente, la curación cristiana prescinde del concepto médico de convalecencia — ese período de gradual mejoramiento que se espera cuando el descanso, alimentos especiales y medicinas estimulantes son prescritos tan a menudo con el propósito de recuperar la salud y la fuerza. Idealmente, la curación metafísica es instantáneamente completa.

La Sra. Eddy explica el porqué en el Prefacio a Ciencia y Salud. Escribe: “La curación corporal en la Ciencia Cristiana resulta ahora, como en tiempos de Jesús, de la operación del Principio divino, ante el cual el pecado y la enfermedad pierden su realidad en la consciencia humana y desaparecen tan natural y tan necesariamente como las tinieblas ceden a la luz y el pecado a la reforma”.Ciencia y Salud, pág. xi;

Bajo este régimen espiritual ni una sola insinuación de la anormalidad de deformidad mental o de mala salud física puede persistir. La Verdad viene al pensamiento humano como un rayo de luz y borra totalmente las sombras de la falsa creencia manifestada como discordancia y enfermedad humanas. Se reconoce que la persona está por siempre del todo perfecta, y esta verdad destruye enteramente la falsa imagen de enfermedad. Jamás puede aparecer nuevamente a menos que se la invite a que vuelva a la consciencia individual por voluntariosa desobediencia a la ley divina, o por descuido en no cerrar la puerta del pensamiento a las falsas sugestiones.

Cristo Jesús amonestó a un hombre, que él había sanado, diciéndole: “Mira, has sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor”. Juan 5:14; Y en otra ocasión relató una parábola acerca de un espíritu inmundo que salió de un hombre. Más tarde el espíritu volvió y encontró su casa “barrida y adornada”, y entró de nuevo, tomando con él “otros siete espíritus peores que él”. Lucas 11:25, 26;

Cuando la curación se ha llevado a cabo al destruir una falsa creencia mediante la comprensión de la Verdad, de allí en adelante la consciencia debiera estar llena de pensamientos verdaderos y espirituales de Dios y de la perfección de Su idea, el hombre. La conservación de esta pureza de pensamiento asegurará salud y armonía futuras. No podrá haber recaída.

La Sra. Eddy señala la importancia de la curación rápida, completa y permanente. Escribe: “Menos enseñanza y una buena obra sanadora es hoy el súmmum que merece un ‘¡bien hecho!’, una obra sanadora que no es casual — recuperación crónica, menguando y fluyendo — sino curación instantánea. Esta demostración absoluta de la Ciencia tiene que ser vivificada”.Escritos Misceláneos, pág. 355.

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