Si bien la libertad política es importante pues ofrece la oportunidad para llevar una vida útil en la cual cada uno puede desarrollar sus aptitudes, y aunque muchos individuos han hecho sacrificios para obtener o preservar esta libertad, y muchos están agradecidos de poder disfrutar de sus beneficios, la gente en el mundo todavía está sujeta a leyes más opresivas que aquellas que podrían generarse políticamente.
Las leyes de la materia someten a quienes creen en ellas a las limitaciones de la materia, aun cuando los que las creen las investigan con la esperanza de liberarse. Grandes pasos se han dado para vencer las limitaciones de tiempo y espacio. Trabajo que antes requería años para realizarse, ahora puede hacerse en minutos. No obstante, la investigación material ha fracasado en lograr que la gente se sienta a salvo al transitar por las calles, en darles confianza de que el dinero que ganan será suficiente para sus necesidades, en asegurarles que sus puestos no serán eliminados, en conseguir que sus relaciones con los demás sean armoniosas, que el aire esté libre de contaminación o que siempre gocen de buena salud.
San Pablo escribió: “Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. Él se refería al Cristo, la idea verdadera de Dios que Cristo Jesús demostró. Pablo describió nuestra liberación: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. 2 Cor. 3:17, 18;
¿Nos dará esta transformación la seguridad que no hemos encontrado en la materia? Sí. Nos elevará por sobre el sentido material de la vida y del yo, y nos capacitará para demostrar el sentido espiritual en el cual no hay limitaciones. Pero, ¿cómo podemos percibir “la gloria del Señor”? Mediante la comprensión de la naturaleza de Dios revelada en la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens).
La Ciencia Cristiana es la ley del Espíritu, Dios, contrarrestando las leyes de la materia. Puede contrarrestar, y contrarresta, esas leyes materiales porque la materia misma es irreal. Lo que resulta de la investigación hecha por el cerebro material es meramente una readaptación de los conocimientos materiales aportando nuevos inventos que liberan a la gente — pero sólo en un sentido limitado. Hasta que el sentido material de la inteligencia ceda al sentido espiritual, no habrá liberación verdadera. Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, escribe en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras: “El Espíritu es lo real y eterno; la materia es lo irreal y temporal”.Ciencia y Salud, pág. 468; Cuando llegamos a comprender esto, vemos que las limitaciones impuestas a la inteligencia del hombre por la creencia de que el cerebro es mente, pueden vencerse.
A medida que comprendemos que en verdad estamos gobernados por Dios, la Vida, la Verdad, el Amor, no por la materia, comenzamos a sentirnos seguros. Nuestra Vida está a salvo. Nuestra Alma está siempre en paz. Llegamos a estar conscientes de nuestra provisión ilimitada, porque el Amor es su fuente infinita. Sabemos que, como ideas de la Verdad eternamente activa, siempre estamos empleados. Disfrutamos de armonía en nuestras relaciones con los demás, porque reconocemos que el hombre es motivado por el único Espíritu. Confiamos en nuestra capacidad para resolver problemas ambientales, porque la inteligencia del hombre es una con la del creador de todo lo que es real. Y sabemos que Dios mantiene nuestra salud, porque somos Sus hijos.
A medida que comprendemos la verdadera idea de Dios, vemos que las leyes de la materia no son leyes, sino creencias que esclavizan. Estas creencias mezclan el bien con el mal, de manera que todo lo que es bueno parece incluir no sólo el riesgo de accidentes o errores, sino también un determinado fin. Pero el Cristo, la idea de Dios, revela que el Espíritu es Todo, y que es del todo bueno. La liberación de la humanidad de la incertidumbre y de la enfermedad, del egoísmo, desconfianza, odio, temor, está asegurada cuando reconocemos que el Espíritu, Dios, es la única Vida e inteligencia del hombre. Los errores son imposibles en la creación de Dios; éstos sólo se manifiestan como creencias en una creación, motivación, personalidad y cerebro materiales. Y éstos desaparecen a medida que la verdad acerca de Dios como Espíritu perfecto aparece.
La Sra. Eddy escribe: “La Ciencia Cristiana alza el estandarte de la libertad y exclama: ‘¡Seguidme! ¡Escapad de la esclavitud de la enfermedad, el pecado y la muerte!’ Jesús trazó el camino. Ciudadanos del mundo, ¡aceptad la ‘gloriosa libertad de los hijos de Dios’ y sed libres!” ibid., pág. 227.