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[Original en español]

Es con inmensa gratitud a Dios por tener hoy un mejor entendimiento...

Del número de septiembre de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Es con inmensa gratitud a Dios por tener hoy un mejor entendimiento de Él, que quiero relatar una experiencia que me sucedió hace ocho años. Estábamos pasando una situación bastante difícil en mi hogar, no sólo económica sino también de discordancia. Mi hija esperaba su segundo bebé, y vivíamos todos en una casa que, aunque amplia, resultaba pequeña. Yo había ido a una practicista de la Ciencia Cristiana varias veces, pero no se hacía en mí la luz del entendimiento. Ella me explicaba las verdades espirituales con mucho amor — la totalidad de Dios y Su naturaleza que era la de bendecir — pero la desarmonía en el hogar me parecía tan grande que yo parecía un muro de hierro, y rechazaba todo lo bueno. Yo seguía estudiando la lección del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana — Lecciones Bíblicas y trataba de poner en práctica lo que se me había indicado que hiciera.

Un miércoles decidí ir a la iglesia pero la apatía me tentó para que me quedara en casa. El deseo de ir fue más grande que la sugestión errónea y fui. La misma practicista a quien yo había ido a ver hacía algún tiempo se sentó casi en la última fila de la iglesia. Al verme sentada unas filas más adelante, se acordó de mí. El esposo de ella estaba buscando un sereno para su establecimiento; había probado a dos personas que no resultaron satisfactorias. Ella no me dijo nada al terminar el culto pero al llegar a su casa habló a su esposo de nosotros y luego nos llamó por teléfono para arreglar una entrevista con mi esposo. Al día siguiente mi esposo fue, llegó a un acuerdo con el señor, y el martes de la siguiente semana nos mudamos al lugar que creemos nuestro Padre-Madre Dios ya tenía preparado para nosotros. En este nuevo hogar encontramos paz, amor y amplia provisión. Cuán verdadera es esta promesa bíblica en Isaías (65:24): “Antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído”.

Quiero expresar mi inmensa gratitud a Dios por toda Su bondad; por Cristo Jesús, que nos enseñó el camino a seguir para llegar a comprender a Dios; por la Sra. Eddy por su gran legado, la Ciencia Cristiana; por la abundancia de mi hogar; y por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, donde puedo servir como ujier.

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