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El veredicto fue leucemia.

Del número de septiembre de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El veredicto fue leucemia. El último médico que fue consultado, afectuosamente le sugirió a mi joven madre que quizás la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) podía ayudarla. Ella compró un ejemplar de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy y comenzó su lectura. Mientras leía, sanó, como han sanado tantos otros miles de personas al leer este libro. Llevó una vida plena y activa, y vivió para ver a sus hijos crecidos y a sus nietos comenzar la universidad. Recibió una vislumbre del Cristo y esta vislumbre la sanó. Esto hizo que en nuestra familia fuéramos estudiantes de la Ciencia Cristiana.

Siempre estaré agradecida por la enseñanza fundamental que recibí en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, con su aplicación práctica para la vida diaria de las verdades que hay en la Biblia y en Ciencia y Salud. Mi afiliación a La Iglesia Madre y a la iglesia filial a la que concurrí desde mi niñez, me ayudó a ampliar y fortalecer mi gratitud por la Iglesia y su propósito sanador de quitar los pecados del mundo.

Los frecuentes resfríos que tenía de niña algunas veces me hacían guardar cama durante varios días. A medida que fui creciendo se hicieron menos fuertes, pero siguieron siendo frecuentes. Inconscientemente había aceptado la creencia común de que un resfrío tiene que seguir su curso. Un día se me presentaron todos los síntomas, y la sugestión me vino una y otra vez: “Esto es lo mismo que te hacía guardar cama cuando eras niña”. Entonces llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana, pero no lo pude encontrar. En medio de mi temor me vino este pensamiento: “Si fueras un mortal esto podría ser verdad”. Con el reconocimiento de que era una hija inmortal de Dios sentí un gran gozo. Jamás había sido un mortal, ni estado sujeta a resfríos, y no podía tener ahora la repetición de algo que nunca había sido verdad acerca de mí. Al finalizar el día todos los síntomas del resfrío habían desaparecido. Esto ocurrió hace más de veinte años, y desde entonces he estado virtualmente libre de este mal.

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