Hoy en día, más que nunca, el individuo está consciente de que necesita ser útil a los demás: a su prójimo, a su comunidad, a su mundo. La instrucción en clase brinda al estudiante de Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) una bendición individual, espiritual y práctica. También lo provee de un conocimiento sistematizado para usar las herramientas esenciales, espirituales, morales e intelectuales, que lo equiparán para compartir con otras personas las bendiciones que él mismo ha recibido de la Ciencia Cristiana.
La instrucción en clase es impartida por un maestro o maestra de Ciencia Cristiana, autorizadoUna lista completa con los nombres de los maestros de Ciencia Cristiana en todo el mundo aparece en cada edición de febrero del The Christian Science Journal.. En el Manual de La Iglesia Madre, Mary Baker Eddy establece las condiciones para esta instrucción en clase (Artículos XXVI y XXVII). Sus otras obras contienen mucho material sobre educación espiritual en general y sobre este importante paso de progreso en particular. Aquellos que todavía tienen que dar este paso, pueden hacer un profundo y provechoso estudio de todas estas referencias.
Para cada estudiante, su demostración de recibir instrucción en clase es individual y completa al dejar que se desarrolle naturalmente bajo el impulso y la dirección del Principio divino. Como escribe nuestra Guía, la Sra. Eddy: “El Principio no se puede encontrar en las ideas fragmentarias” (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 302). Esta compleción incluye la percepción del estudiante para elegir al maestro o maestra que lo preparará mejor para ser un Científico Cristiano más útil, como también la aceptación por parte del maestro. También incluye elegir el momento oportuno. Una vez que el alumno se ha comprometido plenamente con la Ciencia Cristiana, no se requieren años de experiencia. El momento oportuno no tiene, por cierto, nada que ver con la edad.
En la clase el alumno aprende a identificar y a rechazar más rápidamente que antes la sugestión mental agresiva en sus diferentes formas sutiles. Pero mientras considera la posibilidad de recibir instrucción en clase, la sugestión puede decirle falsamente que él sabe muy poco de Ciencia Cristiana como para beneficiarse con esta instrucción, o que sabe demasiado como para necesitarla; que no puede encontrar el maestro que lo satisfaga o que este maestro no podrá aceptarlo; que le falta el interés, el tiempo o la provisión necesaria. El alumno puede silenciar todas estas mentiras reconociendo la naturaleza verdadera del hombre. El hombre no es un mortal que se halla bajo la presión de la sugestión de la personalidad o las circunstancias. Es una idea espiritual individual. Sabiendo esto, el solicitante responderá libre y plenamente a los propósitos y direcciones del Principio divino.
“Estad seguros de que es Dios quien dirige vuestro camino; luego, apresuraos a seguirle bajo cualquier circunstancia”, dice la Sra. Eddy (Escritos Misceláneos, pág. 117). Si el estudiante observa este consejo de nuestra Guía, su demostración de instrucción en clase será desinteresada, oportuna y completa.