Durante un viaje que mi esposa y yo realizábamos por el Oriente, nos mostraron un hermoso anillo. La gran piedra principal estaba engarzada en oro y rodeada por diamantes. Notamos cómo el engarce, incluyendo los diamantes, contribuían a centrar la atención en la piedra principal. Debido al engarce podíamos apreciar mejor la calidad de la piedra, la profundidad de su color, la perfección de su tallado.
¡Cuán parecido a esa piedra es el mensaje espiritual de la Biblia en los cultos religiosos de las iglesias de la Ciencia Cristiana! Mediante la interpretación y explicación de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud, la enseñanza de la Biblia es una joya preciosa. El orden de los cultos religiosos ha sido dispuesto para sacar a luz toda la hermosura y profundidad de lo que las Escrituras tienen para decirnos sobre la bondad de Dios y Su supremacía sobre el mal. Cada culto señala la importancia del mensaje bíblico para cada uno de nosotros.
No es de sorprenderse que la Sra. Eddy diese a la Biblia un lugar tan primordial en el orden de los cultos religiosos. Su profundo estudio de la Biblia fue un factor básico en su descubrimiento de la Ciencia Cristiana. Vislumbró que si verdaderamente deseamos comprender lo que la Ciencia Cristiana es, debemos estudiar la Biblia. Y en sus escritos, la Sra. Eddy nos guía a la inspiración y comprensión espirituales que necesitamos para entender las enseñanzas de la Biblia y para ver lo prácticas que son para hacer frente a todas las exigencias de la vida diaria.
Las Escrituras de su tiempo deben haber sido de gran importancia para Cristo Jesús. ¡Cuán frecuentemente las citaba y explicaba la relación que había entre ellas y su misión! Entre alguna de la gente, especialmente entre los dirigentes religiosos, encontró gran resistencia debido a la determinación de éstos de aferrarse a una limitada interpretación material de las Escrituras. Esto oscureció de tal manera la capacidad de ellos para comprender espiritualmente, que no lograron percibir en su época la aparición del Cristo, el Mesías que esperaban.
Fue precisamente sobre este punto que los desafió Jesús. Él dijo: “¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?” Marcos 12:24; “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”. Juan 5:39;
La Ciencia Cristiana continúa hoy el propósito de Jesús de explicar al pensamiento humano las verdades eternas incorporadas en la Biblia — tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo — sobre la totalidad del Espíritu, y la nada de la carne. El libro de texto Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, lo expresa así: “Las Escrituras son muy sagradas. Nuestro objeto debiera ser el contribuir a que sean entendidas espiritualmente, porque sólo por este entendimiento puede alcanzarse la verdad”.Ciencia y Salud, pág. 547; Esta es la base de la curación, salvación y evangelismo verdaderos.
El profundo amor que sentía la Sra. Eddy por las Escrituras y el conocimiento que tenía de ellas, la prepararon para el descubrimiento de la Ciencia Cristiana. Sus escritos sobre esta Ciencia emanaron de la profunda comprensión que ella tenía de las enseñanzas de la Biblia. El propósito de toda su vida fue lograr que la Biblia fuese comprendida, pues había tenido pruebas en su propia vida del efecto de esta comprensión.
Un relato de uno de sus sermones, publicado en el The Christian Science Journal, incluye lo siguiente: “La instrucción que había recibido años atrás, había sido, debido a una interpretación equivocada de la Palabra, la causa fundamental de los largos años de invalidez que sufriera antes de que la Verdad alboreara en su entendimiento por medio de la interpretación correcta de la misma. Con la comprensión del significado de las Escrituras, experimentó el rejuvenecimiento físico. La elevación del espíritu produjo la recuperación del cuerpo”.Escritos Misceláneos, pág. 169;
Después que la Iglesia de Cristo, Científico, había sido exitosamente organizada y establecida, y la Sra. Eddy se había retirado de la participación diaria en sus actividades, ella se dio cuenta de la necesidad de mejorar la naturaleza y calidad de los sermones que se daban en las iglesias de la Ciencia Cristiana. Meditó sobre esta necesidad en oración.
Finalmente, durante la inauguración del Edificio Original de La Iglesia Madre, la Sra. Eddy se alejó sorprendentemente de la tradición cristiana ortodoxa. Ordenó a la Biblia y a Ciencia y Salud como el pastor impersonal de su Iglesia. La lectura de una Lección-Sermón, o Lección Bíblica, en el Cuademo Trimestral de la Ciencia Cristiana; fue una innovación que reemplazaba la forma tradicional de sermón en los cultos religiosos dominicales.
Estas lecciones consisten de pasajes cuidadosamente seleccionados de la Biblia y de Ciencia y Salud. Los pasajes del libro de texto confirman y explican las enseñanzas bíblicas, y presentan estas enseñanzas en su aplicación práctica actual. La Lección-Sermón es leída a la congregación por dos Lectores, elegidos entre los miembros de la iglesia.
Por supuesto, estas lecciones explican las enseñanzas fundamentales de la Ciencia Cristiana. De esta manera continuamente elevan el pensamiento de la congregación con la Palabra inspirada de la Biblia. Debido a la luz del entendimiento espiritual que Ciencia y Salud arroja sobre las Escrituras, los miembros de la congregación debieran salir de los cultos religiosos de la iglesia con una comprensión práctica de la Verdad. Aun aquellas personas que tienen poco o ningún conocimiento de la Biblia encuentran que mediante la Lección-Sermón, la Biblia se convierte en un libro abierto y sus enseñanzas están al alcance de todos.
De esta manera, el mensaje de la Biblia, como lo revela completamente el libro de texto de la Ciencia Cristiana, toma su lugar como la joya central de los cultos religiosos de la iglesia. Todo el orden del culto es el engarce perfecto y prepara el pensamiento enfocándolo en la interpretación espiritual de las Escrituras. Todos los que escuchan pueden exclamar con Pablo: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!” Rom. 11:33.
