Durante cuatro o cinco años había estado sufriendo de ciática. Un amigo me llevó a una conferencia sobre Ciencia Cristiana. El mensaje de la conferencia me resultó tan inspirador que sentí deseos de conocer más acerca de esta religión. Así conocí la Ciencia Cristiana y sané de esa dolorosa enfermedad. Después de esa curación comencé a estudiar seriamente esta religión.
Con la ayuda de practicistas de la Ciencia Cristiana en diversas ocasiones, he tenido curaciones de estreñimiento, de dificultad para ver y oír y de mala memoria. He demostrado longevidad, pues ya he pasado los noventa años de edad. Mientras confíe en Dios puedo esperar verme libre de cualquier enfermedad.
Estoy muy agradecido por ser miembro de La Iglesia Madre y de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, y por el tierno cuidado que me brindan mis familiares y amigos.
Utica, New York, E.U.A.
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