Es posible que algunas veces nos parezca que las normas de la vida son casuales. Nos sentimos lanzados de un suceso a otro, de un trabajo a otro, o bien, hundidos en una faena ingrata e inflexible. Tal vez tengamos temor por los cambios o quizás pasemos de una ocupación a otra con tanta rapidez que no logremos sobresalir en nada.
Pero, de hecho, existe un Principio guiador que puede ser la fuente e ímpetu de todo lo que hagamos. Nuestra tarea consiste en estar conscientes de este Principio y obedecerlo, aun cuando obedecerlo signifique ir en contra de nuestras inclinaciones en ciertos momentos. Este Principio es Dios, y Dios es el Padre y Madre bondadoso y afectuoso para con todos, que provee con lo más sublime y mejor a Sus hijos.
¿Qué significa una vida gobernada por Dios? Debido a la naturaleza de Dios, todo lo que emane de Él tiene que ser del todo espiritual. El universo verdadero, incluso la vida, pertenece a Dios. Debido a que Dios es omnipotente y omnipresente, no puede haber posibilidad para algo que no sea semejante a Dios. Sólo puede existir el bien. Esto es lo que conoce Dios. Ésta es la única realidad. Es única, completa, perfecta, serena y rebosante de gozo.
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