En la puerta del patio de la casa de Catalina colgaba una gran campana de barco. La mamá la había colocado allí para cuando necesitaba llamar a casa a Catalina y a sus hermanas y a su hermano.
Hacía poco una familia de avispas había comenzado a hacer su avispero dentro de la campana, así es que la mamá de Catalina se cuidaba mucho de no tocar la campana. Esperaría hasta que el avispero estuviera terminado. Entonces limpiaría la campana para poder usarla de nuevo.
Un día Catalina y su hermano José fueron a casa a comer su almuerzo, y de vuelta a la escuela los amigos de José pasaron a buscarlo y golpearon en la puerta del patio para llamarlo. José pensó que a sus amigos les gustaría ver el avispero que las avispas estaban haciendo dentro de la campana, así es que fue a mostrárselos.
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