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¡Pidamos con persistencia!

[Original en español]

Del número de octubre de 1989 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Se encuentra usted sin empleo? ¿Se siente vencido? ¿Tiene problemas de salud? ¿Duda ante su futuro? ¿Está cansado de vivir? Entonces ¡pida! ¡Busque! ¡Llame a la puerta del bien inagotable, Dios! Su Padre-Madre Dios es Amor infinito.

Cristo Jesús exhortó a sus seguidores: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Esta profunda e inspirada aseveración es una respuesta a las necesidades humanas. Está basada en la percepción y convicción espirituales, y no en el testimonio de los sentidos materiales. Jesús lo explicó así: “Todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Mateo 7:7, 8. ¿Acaso no es ésta una clara y profunda instrucción de cómo debemos actuar en caso de necesidad; de cómo debe ser nuestra fe, nuestra esperanza y comprensión?

Dios, Amor, está en todas partes, es Todo, y tiene todo lo que usted necesita. Está siempre dispuesto a bendecir, a proveer, a dar, a ser para usted lo que El es: gentil, justo, calmo, gozoso, sabio.

Entonces, busque al Espíritu, la Verdad. El Espíritu es imparcial, puro, completo, intacto, inmutable, ilimitado.

Llame a la puerta de la Mente, el Alma. La Mente lo sabe todo, es la inteligencia infinita, y gobierna al universo y al hombre espiritual. El Alma tiene riquezas ilimitadas con que bendecirlo ahora mismo.

Pida, entonces, con constancia, fe, comprensión, con el corazón. Pida con convicción y humildad, jamás dudando, porque nuestro Padre-Madre, Dios, está presente. Como dijo Cristo Jesús: “Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. Marcos 11:24.

Busque con paciencia, sea diligente desde el comienzo, persista hasta hallar toda causa en el Espíritu, la única fuente de todo ser y realidad. Busque lo espiritual por sobre lo material; lo ilimitado y verdadero por sobre lo limitado y erróneo.

Busque la Verdad hasta que halle lo que es honesto, puro, justo. Busque el Amor hasta que halle lo que es amable, gentil, afectuoso. Busque la Vida hasta que halle el vigor, la fuerza, la potencia. Busque el Alma hasta que halle originalidad, inventiva, creatividad. Busque la Mente hasta que encuentre sabiduría, inteligencia, comprensión. Busque el Principio hasta que halle orden, armonía, simpleza. ¡Viva lo que halle! ¡Hágalo suyo! Esa es su herencia espiritual como hijo de Dios.

Cuando sienta que no puede hacer algo que es necesario hacer, que no tiene lo que necesita, o que no quiere hacer algo que es correcto, recuerde que Dios es el Principio, la fuente de la ley divina. Y esta ley sólo puede bendecir. La Sra. Eddy define a la Ciencia Cristiana “como la ley de Dios, la ley del bien, que interpreta y demuestra el Principio divino y la regla de la armonía universal”.Rudimentos de la Ciencia Divina, pág. 1. Deje que su comprensión del Principio divino rompa las cadenas de la limitación, del temor y de la ignorancia. Deje que la claridad y el esplendor de la Vida brille en su consciencia, en su trabajo, en su hogar, en su actuar.

¡Pida! ¡Busque! Llame hasta que se sienta uno con Dios, el bien, que es Verdad, Vida, Amor, Principio, Mente, Alma, Espíritu. Y empiece a quitar de su pensamiento todo lo que obstruya el camino hacia el infinito y abundante propósito y destino espirituales que Dios ha preparado para usted y para cada uno de Sus hijos.

Si se siente fatigado, sin fuerzas para continuar, adolorido o vencido por las circunstancias, pida, afirmando la presencia única del Ser omnipresente y perfecto. Haga que esto sea la base de todo pensamiento que tenga. Con todo su corazón, rechace el temor, el pecado y la ignorancia. Sustituya la timidez — que no ofrece absolutamente nada — por un nuevo sentido de confianza en el bien. Sustituya la arrogancia por la simpleza, el orgullo por la humildad, al aceptar a Dios como el único poder.

Busque hasta que halle; pero busque lleno de esperanza en el bien. Perciba cómo el Alma lo bendice de simples maneras. Persista a pesar de la apatía, la intolerancia, el descorazonamiento, al percibir que todo su ser depende sólo del Espíritu, ahora y siempre.

Llame, invoque, alabe el poder de la Verdad, que es una fuerza irresistible. Cambie la mera opinión por el reconocimiento de nuevas oportunidades; cambie la obstinación, la duda y la voluntad ciega por la abundante frescura e inocencia del Alma, donde todo es nuevo, original, tierno. Abra su pensamiento a la presencia constante de la Verdad. Reclame su comprensión espiritual como su herencia otorgada por Dios, otorgada por la Mente, que lo sabe todo. Proteste ante lo limitado, que no viene de Dios ni le pertenece a El.

Cuando pida, comprenda que recibirá. Cuando busque, sepa que hallará. Cuando llame, confíe en que se le abrirá.

Paso a paso descubrirá que recibe cuando pide al Espíritu, la Verdad que libera, en lugar de apoyarse en la materia, el error que esclaviza y limita. Descubrirá que halla, cuando busca al Alma, el Principio infinito, con el sentido espiritual, y se aparta de las formas fragmentarias y materiales que defraudan y confunden. Se le abre una nueva dimensión cuando declara y comprende que todo lo que necesita, desea, aprecia — todo lo que lo satisface, que le da fuerzas — proviene única y directamente del Espíritu. De esta manera, su seguridad de hallar estará basada sólidamente en Dios, el bien infalible.

Leemos en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy: “El deseo es oración; y nada se puede perder por confiar nuestros deseos a Dios, para que puedan ser modelados y elevados antes que tomen forma en palabras y en acciones”.Ciencia y Salud, pág. 1.

Empiece hoy mismo, y añada cada día más confianza del lado del Alma y no de los sentidos. Entonces, se regocijará al pedir, porque recibirá; al buscar, porque hallará; y al llamar, porque se le abrirá.

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