Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¿Carecemos de algo... ?

Del número de octubre de 1989 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Puede Dios ayudarnos cuando carecemos de algo, quizás dinero? Ciertamente que El no hace llover dinero del cielo. Las oraciones ritualistas pidiendo al Todopoderoso tal ayuda, rara vez parecen eficaces. Muchas personas simplemente luchan por su cuenta.

Sin embargo, empezar con Dios es la mejor manera de abordar cualquier problema. Antes de descartar esta idea como una mera esperanza piadosa (como yo lo hubiese hecho en una época), ¿por qué no preguntar en qué clase de Dios podríamos apoyarnos?

Definitivamente, no en un dios sentado allá arriba frotándose las manos en desesperación celestial, esperando que su creación, que parece estar fuera de control, algún día vuelva a estar bajo el gobierno divino; no, no es esa clase de dios o esa clase de creación.

No podemos comprimir a Dios dentro de un libro, y menos en una sola página o párrafo. Sin embargo, aun una simple frase, cuando está inspirada con entendimiento espiritual, puede darnos un vívido concepto de la majestad y gloria de Dios, y ayudarnos a comprender algo de Su poder y presencia. Presencia es una palabra clave.

¡Qué increíble debe de haberle parecido a la gente de esa época las declaraciones de Cristo Jesús: “El reino de Dios se ha acercado” Marcos 1:15. y “el reino de Dios está entre vosotros”! Lucas 17:21. Pero si el reino de Dios está verdaderamente cerca y entre nosotros, el poder y el amor de Dios también deben estar dentro y fuera de nosotros, es decir, siempre presentes. Dios nunca está ausente de Su propio reino infinito y espiritual. En Bet-el, Jacob, asombrado ante la visión que había visto dijo: “Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía”. Gén. 28:16.

La Sra. Eddy en el Glosario de su libro, Ciencia y Salud, da esta explicación acerca de Dios: “El gran Yo soy; el que todo lo sabe, que todo lo ve, que es todo acción, todo sabiduría, todo amor, y que es eterno; Principio; Mente; Alma; Espíritu; Vida; Verdad; Amor; toda sustancia; inteligencia”.Ciencia y Salud, pág. 587. Sin esta roca, esta suprema realidad de la naturaleza de Dios, la Biblia sería un mero mito. Dios es Mente infinita, cuyo poder y presencia siempre están disponibles para que podamos recurrir a ellos cuando necesitamos la inspiración necesaria para resolver los problemas humanos.

Cristo Jesús, el Salvador, nos mostró la manera de enfrentar cualquier desafío. Dijo que él escuchaba la voz de su Padre y hacía lo que El le decía. Jesús explicó su total confianza en Dios de esta manera: “Nada hago por mí mismo”. Juan 8:28. Su historia es una de gran triunfo sobre la enfermedad, el pecado y la muerte, y aunque no tenía riquezas terrenales, él tenía todo lo que necesitaba. El mismo Dios infinito quien le dio a Cristo Jesús todo lo que necesitaba, y cuando lo necesitaba, también hace lo mismo por cada uno de nosotros cuando lo escuchamos, comprendemos, obedecemos y aceptamos las ideas que El nos da.

Lo primero que verdaderamente necesitamos no son cosas, ni dinero realmente, sino ideas correctas, ideas e intuiciones que vienen de Dios. La Mente infinita e inteligente provee una infinidad de buenas ideas, que siempre están disponibles para guiarnos y bendecirnos. Las ideas correctas son abundantes y están siempre presentes aun cuando no sean escuchadas o cuando parezca que estamos perdidos en un mundo sin Dios. La Mente inteligente no genera malas ideas, sembrando semillas de discordia dentro de sí misma. La discordia se manifiesta cuando Dios, la única fuente de armonía, es ignorado.

Quizás la siguiente experiencia no parezca ser algo extraordinario, pero me enseñó algo. Hace muchos años yo necesitaba mudar a mi familia a otro pueblo. Parecía correcto comprar una casa en vez de alquilar, pero todo lo que tenía eran cien dólares. Por varias semanas estuve viendo toda clase de propiedades, todas inadecuadas, y me preguntaba de dónde vendría el dinero.

Perdí toda esperanza, pero por fin me acordé de recurrir a Dios. Era el momento de orar y no de pedir: “Por favor Dios, mándame una casa y el dinero para pagarla”. Era el momento de confiar y glorificar Su nombre, Su naturaleza, y comprender Su eterna presencia, Su amor y bondad infinitas que proveen a cada uno de ideas necesarias. Mis temores rápidamente fueron calmados.

Ahora, ya confiado y expectante, me sentí totalmente impulsado a volver a leer el periódico local de ese mismo día. De inmediato un anuncio que previamente no había visto se destacaba ante mi vista. Daba detalles de una casa tan apropiada para nuestras necesidades que nosotros mismos podríamos haber escrito la descripción. Sin lugar a duda, la casa que aún no había visto era exactamente lo que necesitábamos, y así fue. Es interesante notar que por algunos días yo había llevado en mi bolsillo los detalles completos de esa misma casa, pero, en cierto sentido, estaba leyendo con los ojos completamente cerrados. El financiamiento apropiado fue prontamente arreglado. La casa nos sirvió muy bien por varios años, y el ingreso llegaba, algunas veces en formas sorprendentes, para satisfacer nuestras necesidades. El dinero no era la necesidad verdadera, sino la humildad para recurrir a Dios y confiar en El. Esto me demostró que todos tenemos los ojos para ver y la inteligencia para aceptar lo que necesitamos ver y aceptar.

La Sra. Eddy señala ese punto en su libro Escritos Misceláneos cuando dice: “Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria. Nunca pidáis para el mañana; es suficiente que el Amor divino es una ayuda siempre presente; y si esperáis, jamás dudando, tendréis en todo momento todo lo que necesitéis”.Esc. Misc., pág. 307.

No es siempre fácil acordarnos de recurrir a Dios, no es fácil silenciar el parloteo de una y mil cosas sin consecuencia alguna que obstruyen el pensamiento, pero recurrir a Dios es siempre más valioso que cualquier otra cosa que podamos hacer.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / octubre de 1989

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.