A menudo hay muchos bombos y platillos cuando un músico de rock decide embarcarse en una búsqueda espiritual. Pero no siempre llega a conocimiento público la manera de enfocar con sencillez preguntas espirituales, o el silencioso esfuerzo de un músico para ayudar a los demás mediante la oración. Por eso pensamos que esta entrevista sería de especial interés para nuestros lectores.
Durante nueve años junto con su hermano Kevin, compuso música, tocó y dirigió el conjunto musical de los hermanos Wommack (Wommack Brothers Band). Tuvieron el éxito suficiente para hacer giras tanto en los Estados Unidos de América como en Europa. Supimos de Keith por primera vez cuando nos envió un artículo describiendo algunas de las lecciones que había aprendido en su estudio de Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens). Su artículo contenía muchas valiosas percepciones espirituales que él había acumulado a través de los años, gracias a la lectura del Christian Science Sentinel y del The Christian Science Journal. Cuando mencionó que también había integrado un conjunto de música de rock, decidimos pedirle que nos permitiera interiorizarnos más sobre el conjunto y sobre su búsqueda espiritual personal.
Durante muchos años, después de haber terminado la escuela secundaria, actué en un conjunto de rock que viajó por varias ciudades, principalmente de los Estados Unidos. Puesto que el conjunto actuaba de noche, durante el día, en toda ciudad a la que íbamos, buscaba un lugar tranquilo donde estudiar y orar para obtener una mayor percepción espiritual, y aprender a sanar como sanaba Cristo Jesús. En la mayoría de las ciudades ese lugar era la Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana.
Probablemente escandalicé a más de uno de los ayudantes cuando me veían deambular en la Sala de Lectura con una barba espesa y el cabello que me llegaba hasta la cintura. Y, a veces, el resto del conjunto me seguía unas horas más tarde para ver qué estaba haciendo.
¿Cuántas personas integraban el conjunto?
El número de músicos que lo integraba variaba, pero, por lo general, eran cinco. Cuando se viaja con un grupo de músicos, siempre hay otras personas que ayudan. Mi hermano y yo realmente teníamos que confiar en la Ciencia Cristiana porque éramos responsables de estos músicos y sus familias. Mi hermano llevaba tres calendarios, uno del mes en que estábamos trabajando y dos de meses posteriores para anotar los futuros contratos de nuestras presentaciones. A veces mirábamos estos calendarios y nuestras perspectivas parecían realmente sombrías. Pero en esos casos simplemente sabíamos que Dios nos proveería con lo necesario.
Volvamos atrás para saber cómo empezó usted a estudiar Ciencia Cristiana.
Empecé cuando era más joven. Mis padres, abuelos y bisabuelos eran Científicos Cristianos, y mientras crecí siempre tuve acceso a una cantidad de Sentinels y Journals guardados en las estanterías donde la familia almacenaba varios objetos. Con el correr del tiempo exploré la colección completa. En los artículos encontré pensamientos sanadores de amor, protección y la certeza constante de que el hombre no está separado de Dios, porque el hombre es Su expresión perfecta.
Estas verdades han guiado mi viaje de descubrimiento espiritual. Me han ayudado a empezar a probar en mi propia vida que efectivamente soy hijo de Dios, espiritual, completo. Estas maravillosas verdades me fortalecieron durante mis años en la escuela secundaria. Me dieron una base semejante a la del Cristo desde la cual empezar a abordar problemas que surgían. El fumar, tomar alcohol o drogas nunca me tentaron ni remotamente; mis pensamientos ya estaban llenos con el plan de mi Padre.
De hecho, cuando más tarde formamos un conjunto musical vimos que los demás se abstenían del uso de drogas porque sabían que nosotros no las usábamos. Probablemente nos ofrecían más contratos porque no incurríamos en el uso de drogas. Se sabía que íbamos a llegar a tiempo y que actuaríamos. Por otra parte, quienes nos contrataban sabían que nuestros tratos comerciales se hacían a nivel profesional.
Algunas personas podrían decir que la vida de un músico de rock y la clase de estudio que estaba realizando no se mezclan. ¿Qué lo hizo aferrarse a su estudio?
Creo que fue simplemente un anhelo natural por la Verdad. Esas verdades se estaban estableciendo firmemente en mi pensamiento.
¿Había usted visto curaciones por medio de la Ciencia Cristiana en su familia y eso lo motivó a saber más?
En realidad, fue más bien una búsqueda de la Verdad. Siempre supe que la Ciencia Cristiana sana y jamás tuve la menor duda sobre ello. No sé de ninguna curación en especial en mi familia que fuera la causa que me indujera a estudiar con mayor profundidad.
Tuve una curación que realmente fue muy especial para mí. Ocurrió después que había tomado la decisión de abandonar el conjunto y teníamos que cumplir con unos tres meses de presentaciones para darles a todos tiempo suficiente para encontrar otro trabajo. Estaba reparando un amplificador con un destornillador de mango largo, cuando se resbaló y me lastimó un ojo. Al principio no sentí dolor y simplemente oré, recordando algunas de las verdades que había aprendido.
Tenía una cita para almorzar a la que debía asistir de inmediato. Durante el almuerzo, de pronto el dolor se apoderó de mí tan intensamente que no podía abrir el ojo para ver. Me llevó horas manejar varias cuadras hasta llegar a mi casa.
Una vez en casa tuve que usar lentes oscuros y cerrar las persianas porque la luz me causaba dolor en el ojo. Llamé a un practicista de Ciencia Cristiana para solicitar ayuda mediante la oración. En determinado momento, mi hermano vino a mi habitación y me leyó de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, quien descubrió y fundó la Ciencia Cristiana. Recuerdo que me leyó este pasaje que comienza con una declaración sobre Dios como Mente divina: “La Mente tiene dominio sobre los sentidos corporales y puede vencer a la enfermedad, al pecado y a la muerte. Ejerced esa autoridad otorgada por Dios. Tomad posesión de vuestro cuerpo y regid sus sensaciones y funciones”.Science and Health (Ciencia y Salud), pág. 393: “Mind is the master of the corporeal senses, and can conquer sickness, sin, and death. Exercise this God-given authority. Take possession of your body, and govern its feeling and action.” Pensé: “Si todo lo que aprendí en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana es verdad, y si todo lo que aprendí en la clase de instrucción Primaria es verdad, entonces es verdadero aquí y ahora mismo, y soy el hijo espiritual de Dios”. Me quité los lentes y abrí las persianas, y toda molestia desapareció.
Al día siguiente teníamos que actuar en Corpus Christi, Texas. Creo que el único problema que quedaba era que no podía enfocar bien con ese ojo. Nunca había tenido ningún problema con la vista. Actuamos durante cuatro noches y en la mañana del último día me desperté con un fuerte dolor nuevamente, pero no había evidencia de lastimadura, pues había sanado totalmente. Pero el dolor era tan intenso que no podía ni siquiera pensar, por eso desperté a mi hermano, y él fue a llamar al practicista con el que estaba trabajando. Mi hermano volvió y me dijo: “El practicista quiere saber si has estado alguna vez en Moscú”. Y le dije: “¿Qué? No”. Me respondió: “El practicista dijo: ‘Si nunca estuviste allí, entonces no puedes regresar’ ”. Esa contestación me hizo realmente reír. El dolor desapareció y pude enfocar bien la vista.
Usted mencionó cuando nos escribió que a menudo compartió la Ciencia Cristiana con las personas que conocía mientras viajaba. ¿La compartió con otros músicos?
Sí, en muchas oportunidades y con distintos músicos. En una ocasión, un conjunto estaba listo para grabar un programa para Austin City Limits, en la televisión pública y el cantante principal había perdido la voz el día anterior. La gente de nuestro círculo sabía que yo estaba realmente dedicado a la oración y a la Ciencia Cristiana, por eso me pidieron que orara, y el día de la grabación este cantante realizó una labor magnífica. Yo simplemente sabía que el trabajo de Dios jamás se retrasa o suspende. Mi oración fue muy sencilla.
¿Reconoció él que la oración lo había ayudado?
Sí. Hubo otra oportunidad, un año antes más o menos. Un guitarrista de nuestro conjunto, tenía una bebita a la que se le diagnosticó un orificio en el corazón. Le dijeron a los padres que su hijita era muy pequeña para hacerle una intervención quirúrgica para abrirle el corazón. La operación se aplazó varios meses. En esa época el conjunto tenía muchos contratos, y al ver la preocupación del padre, yo compartía con él pequeños “bocadillos” de la verdad espiritual durante ese tiempo. Comprometimos nuestras actuaciones en Galveston, Texas, porque allí estaba el hospital para niños en el que se llevaría a cabo la operación de la niñita. Creímos que debíamos estar allí ganando dinero para apoyar a su familia.
Cuando llegó el momento de realizar la cirugía correctiva, los médicos empezaron a hacerle análisis a la niña, y se asombraron al comprobar que el orificio había desaparecido casi por completo y que sólo quedaba un diminuto punto por cerrar. Dijeron que se iba a cerrar naturalmente. Todos estábamos muy contentos, ya que se le había dicho a los padres anteriormente que, debido a la ubicación del orificio, no había prácticamente posibilidad de que se cerrara.
A la mañana siguiente nos llamaron de la sala de emergencia del hospital para informarnos que nuestro guitarrista estaba allí. Después de haberse preocupado tanto durante meses, había sufrido un colapso. Mi hermano Kevin y yo fuimos al hospital, lo sacamos de la sala de emergencia y le dijimos: “Todo está bien, vámonos”. Se levantó y actuó esa noche.
Los padres de la bebita me dijeron que ella siguió mejorando hasta que todo signo de la dificultad cardíaca desapareció. Eso sucedió hace varios años y ahora es una escolar llena de energía y, entre otras cosas, juega al béisbol.
¿Qué sucedió con el conjunto después que usted lo dejó?
Después que lo dejé con el fin de dedicar todo mi tiempo a la práctica pública de la Ciencia Cristiana, mi hermano llegó a ser empresario de otro conjunto que alcanzó el nivel para grabar internacionalmente. Nos llovieron las ofertas de conjuntos musicales que querían contratarlo por su pericia en materia administrativa. Los clubes lo llamaban y le preguntaban qué estaba haciendo yo, a lo que él respondía: “Es practicista de la Ciencia Cristiana”, y le preguntaban: “¿Qué es eso?” El les decía que ayudaba a las personas mediante la oración.
Después que abandoné el conjunto, pude colaborar como bibliotecario en la Sala de Lectura de mi iglesia filial. Fue un placer servir tres años en un lugar donde podía ayudar a otros, como lo hacían tantas personas maravillosas en las Salas de Lectura por todos los Estados Unidos, quienes me habían ayudado y estimulado. Es un gran gozo compartir con quien lo necesita un artículo del Sentinel, del Journal o de El Heraldo de la Ciencia Cristiana, que contiene poderosas verdades espirituales, exactamente lo que elevará a estas personas para salir del pozo en el que están hundidas en esos momentos. Estos artículos nos guían constantemente hacia la Biblia y Ciencia y Salud donde hallamos curación.
    