Este es El Heraldo de la Ciencia Cristiana, auspiciado por La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana, la actividad mundial de difusión de La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, Massachusetts, E.U.A.
Bienvenidos a El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Les habla Derek Holmes.
Y yo soy Wanjohi King’ori. Hoy hablaremos sobre nuestra preocupación por los demás. Lo que realmente se requiere para cuidar de los demás. Sobreponernos a la sensación que nos hace decir: "¿Por qué molestarme?”
Derek: A través de los años, siempre me he sentido agradecido por aquellos que, en muchas ocasiones, estuvieron dispuestos a prestarme una herramienta cuando la necesitaba, o a dejar lo que estaban haciendo para cuidar de mis hijos. Pero, comparado con el que está dispuesto a tomar bajo su cuidado al hijo incapacitado de otro...
Wanjohi: Eso da una dimensión mucho más profunda a lo que significa interesarse en los demás.
Derek: Ciertamente. De hecho, cumple con el mandato que dio Cristo Jesús de que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Wanjohi: En nuestro programa de hoy oiremos a Científicos Cristianos que han tenido una experiencia como la que acabamos de mencionar, y que han hallado soluciones por medio de la oración... Nuestra compañera Laurie Haas entrevistó a Aileen Cord.
Mi esposo y yo queríamos tener hijos y, como no los tuvimos enseguida, pensamos que era natural adoptar un niño. Había niños que necesitaban un hogar. Deseábamos tener un bebé. Parecía que era lo ideal para nosotros. Fuimos recomendados a una agencia.
¿Cuánto tiempo pasó hasta que los llamaron para adoptar al bebé?
Aileen: Llevó un año hacer todas las investigaciones y, a fines de ese año, [la agencia] nos llamó y nos dijo que recientemente había nacido un bebé varón.
Laurie: ¿Cuál es su nombre?
Aileen: Matthew. Era un bebé hermoso y saludable. Nos sentimos completos o eso pensé. Poco después, el teléfono sonó, y era la directora de la agencia preguntándonos si queríamos otro niño... Bueno, no habíamos presentado solicitud alguna. Yo tampoco lo había pensado. Ella dijo que el niño había sido adoptado previamente, y luego se habían presentado problemas por lo que los médicos — más de uno — le habían diagnosticado hidrocefalia, que se conoce comúnmente como agua en el cerebro. El pronóstico médico era que el niño no se iba a desarrollar normalmente, que su vista se iba a deteriorar; que nunca caminaría; que nunca se podría sentar; no se esperaba que sobreviviera. Le dije que tendría que hablar con mi esposo al respecto, y tendría que orar. Y ella dijo: “Bueno, ésta es la razón por la que la llamo. Porque creo que usted orará por él en la Ciencia Cristiana, y en este momento creo que esa es la única esperanza que tiene”. Le dije que la llamaría a la mañana siguiente. Esto no era algo que yo hubiera deseado. Cuando mi esposo regresó a casa esa noche, hablamos al respecto y nos planteamos lo que esto significaría para nosotros.
Laurie: Aparentemente, él también era Científico Cristiano.
Aileen: Mi esposo nació y se crió en la Ciencia Cristiana. Yo jamás había oído hablar de Ciencia Cristiana hasta que conocí a mi esposo. Me causó profundo interés su habilidad para hacer participar a Dios en su actividad diaria. Con sorpresa vi que parecía estar dispuesto [a adoptar al niño].
Laurie: Y usted ¿qué pensaba?
Aileen: Yo no estaba segura de estar preparada para esto. No sabía si lo iba a poder hacer. No tenía ninguna experiencia con niños incapacitados... Pero, ciertamente sentía curiosidad por ver al niño. Sin embargo, pensaba que la apariencia física del niño de ninguna manera nos haría cambiar de opinión. Según recuerdo, esa noche no dormí mucho, aunque sí oré bastante. Siempre he confiado en Dios. Pero esto implicaba el poder confiar en mi habilidad para confiar en Dios. Esto me hizo recordar la noche que pasó Jesús en Getsemaní, antes de la crucifixión, en donde oró diciendo: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Ver Lucas 22:42. Bueno, durante esa noche comprendí que tenía otra opción. Que no tenía que considerar esta circunstancia como el hecho de traer a mi hogar a un niño incapacitado. Que podría considerarla como una oportunidad para ver la creación de Dios. Mary Baker Eddy dice en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud: “En la Ciencia el hombre es linaje del Espíritu. Lo bello, lo bueno y lo puro constituyen su ascendencia”.Science and Health (Ciencia y Salud), pág. 63: “In Science man is the offspring of Spirit. The beautiful, good, and pure constitute his ancestry.” Podía esperar ver manifestado el bien para este niño en nuestro hogar. [En realidad,] él era el linaje, la creación, [de Dios] la emanación del amor de Dios. Y ciertamente no debería vacilar en traer más amor a nuestro hogar. Si Dios es Amor, y El nos da la capacidad para ser amorosos, entonces El nos va a mostrar la manera de utilizar ese amor. De manera que a la mañana siguiente, sentí que estaba bien que adoptáramos a este niño, que parecía necesitar lo que teníamos que ofrecer: la oración en la Ciencia Cristiana, que le daba a él esperanzas. Aquí se presentaba otra oportunidad para expresar el amor de Dios en nuestra vida. Y todos serían bendecidos. No sería ninguna carga.
Laurie: Entonces, ¿cuándo llegó el niño?
Aileen: A la semana siguiente... Era hermoso, con ojos celestes y cabello rubio y enrulado, su cuerpo asegurado en una sillita para niños, con una enorme sonrisa. La cabeza era más grande de lo común y no se podía sentar, pero podía mover las manos y los pies normalmente. Según recuerdo, movía vivamente sus piececitos, y estaba jugando con un juguete. Simplemente expresaba alegría. Si tenía alguna duda, ésta desapareció en ese mismo momento.
Laurie: ¿Y cuál es su nombre?
Aileen: Craig.
Laurie: Craig. ¿Se lleva bien con Matthew?
Aileen: Muy bien. Hubo una afinidad inmediata y fue hermoso observarlos. Los médicos dijeron que Craig no viviría más de tres años. Ellos querían decir que, de acuerdo con la experiencia que tenían con otros niños [que tenían el mismo problema], éstos no se desarrollaban adecuadamente como para tener los medios físicos para continuar viviendo. Y yo vi que ocurrió exactamente lo contrario. Nuestra unidad con Dios, el creador de todo lo bueno, y la permanencia de la creación de Dios se hallan en el reino espiritual. En ese reino espiritual todo es bueno, todo es perfecto, puesto que ésa es la forma en que Dios lo hizo. Yo sabía que eso incluía a Craig como el linaje del Espíritu. Lo espiritual es la identidad real y permanente de Craig y de todas las ideas e hijos de Dios.
Laurie: Y usted esperaba con certeza que la enfermedad iba a ceder a la realidad espiritual.
Aileen: Bueno, yo sabía que tenía que ser así. Orábamos todos los días para verlo como un ser normal y como un miembro bienvenido a nuestra familia y como parte normal de ella. Llamamos a un practicista de la Ciencia Cristiana y le pedimos que nos apoyara en nuestras oraciones por este bebé. Las cosas simplemente siguieron su curso normal. Lo que se temía nunca se manifestó. Esperaban que su vista se deteriorara, nunca ocurrió. Se desarrolló y creció. Se pudo sentar. Pudo caminar. Todos los síntomas relacionados con el pronóstico hecho en su niñez desaparecieron. Su cabeza era más grande de lo común para el cuerpo que tenía en esa época. Pero hoy tiene diecinueve años y... es físicamente sano y jugó al fútbol americano en la escuela secundaria. Vive en su propio departamento. Tiene un trabajo de tiempo completo, y hoy lleva una vida independiente.
Laurie: ¿Alguna vez se lamentó de haber tomado esta decisión?
Aileen: Bueno, sí. ¿No añoran [todos lo padres] la época en que eran solteros? No, no fue fácil. Los desafíos se presentaban constantemente. Pero siempre traían una recompensa. Nuestra familia jamás habría tenido la oportunidad de aprender a apreciarse mutuamente con la profundidad con que lo hizo. Simplemente, nos hubiéramos privado de mucho amor y de hermosas experiencias. Para un padre es un gran consuelo saber que no estamos solos, que en los momentos más difíciles nuestro Padre-Madre Dios está allí mismo, cuidándonos como una madre, cuando nosotros cuidamos a nuestros hijos. Nos podemos apoyar en El de la misma manera en que ellos se apoyan en nosotros, porque nuestra confianza en Dios es lo que está cuidando de nuestros hijos. El amor de Dios está allí. Dios es Amor, y ese Amor está al alcance sin límites de todos los que lo necesitan.
Laurie: Muchas gracias, Aileen. Acabo de hablar con Aileen Cord, de Williamston, Michigan, E.U.A.
Wanjohi: Como acabamos de escuchar, el poder del Amor, de Dios, es la verdadera fuente de nuestra capacidad para cuidar de los demás...
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