A la mayoría de nosotros nos encanta estar entre familiares y amigos, oyendo, no importa cuán a menudo, sus anécdotas e intercambiando ideas con ellos. Pero ¿tendemos a sentirnos solos a veces, hasta abandonados, cuando ellos no están cerca? No tenemos por qué sentirnos así cuando incluimos entre nuestras amistades a quienes posiblemente nunca vayamos a ver o con quienes probablemente nunca conversemos. Los llegamos a conocer a través de los libros que leemos. Cristo Jesús, sus discípulos, los primeros cristianos y Mary Baker Eddy, por ejemplo, encabezan mi lista de “amigos que he encontrado en mi lectura”. Y, naturalmente, están Moisés, Eliseo, Pedro, Pablo y tantos otros personajes que encontramos en la Biblia. Por eso, jamás pueden faltarnos amigos que nos den ideas estimulantes que absorban nuestra atención, pensamientos útiles y sanadores, e inspiración práctica para enfrentar cualquier situación que pueda presentarse en nuestras vidas.
Leer la Biblia para disfrutarla y recibir inspiración puede ser una actividad valiosa. Y, obviamente contamos como amigos a quienes nos proporcionan felicidad y satisfacción. Pero nuestros amigos de la Biblia hacen más que esto. Nos hablan del Dios en quien ellos han dependido para ser salvados y sanados. Podemos confiar en lo que nos dicen, en lo que leemos. Sus experiencias nos aportan lecciones que podemos usar con total confianza.
Moisés, por ejemplo, con su paciencia, obediencia y dedicación, nos muestra la importancia de estas cualidades al hacer parte de nuestras vidas el legado que nos dejó, los Diez Mandamientos.
Otros amigos que tengo en la Biblia incluyen los personajes de las parábolas de Jesús. Ellos también, nos enseñan verdades prácticas y memorables. Un amigo como el buen samaritano Ver Lucas 10:30–37. puede ayudarnos a ver cómo podemos satisfacer, mediante la oración, las necesidades de los desamparados en nuestra sociedad actual. Sí, nuestros amigos del Antiguo y Nuevo Testamento nos enseñan lecciones que siempre son nuevas e inspiradoras cuando las escuchamos con atención.
Siento la misma cálida cercanía de una amiga cuando leo Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Y ¿no es eso natural cuando pensamos en su gran amor por las Escrituras? Podemos conocerla como una amiga de la misma manera en que conocemos a los profetas, poetas y apóstoles de antaño, al estudiar lo que ellos nos dicen acerca de Dios, el Padre-Madre de todos nosotros. Y, por supuesto, la Sra. Eddy misma ha puesto en claro que éste es realmente el único modo en que podemos conocerla. Ella escribe: “Quienes me buscan en persona, o en otra parte que no sea en mis escritos, me pierden en vez de encontrarme”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 120.
Llevé conmigo a estos amigos en un viaje en automóvil de casi cinco mil kilómetros. (Los libros cupieron prolijamente en mi valija.) Si bien hice sola el viaje, pude sacar los libros para leerlos durante breves altos en la carretera o por las noches o mañanas en los moteles. Debido a que pensaba en las ideas espirituales que estaba aprendiendo de mis amigos, conscientemente discipliné mis pensamientos mientras manejaba cada día. Permanecí más alerta y con frecuencia recordaba historias y pasajes que había estado leyendo momentos antes. Como resultado, mi viaje fue uno de los más armonioso que jamás haya experimentado. Por ejemplo, salí poco después de una fuerte tormenta de nieve, y durante más de dos días manejé por lugares donde la nieve estaba apilada a ambos lados de la carretera, pero ni una sola vez vi nieve o hielo sobre los caminos bellamente despejados. Cuando una fuerte lluvia nocturna hizo difícil ver con claridad, las luces de un camión delante de mí me ayudaron a pasar sin peligro por dos de las más grandes ciudades que hallé en el viaje.
Mi lectura de ese día había incluido la historia en el Evangelio según Lucas sobre Zacarías y Elisabet. Se les dijo que iban a tener un hijo, Juan, más tarde llamado Juan el Bautista, que prepararía el camino para Jesús. Aunque “Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada”, la promesa fue cumplida. “Porque”, nos dice la Biblia, “nada hay imposible para Dios”. Lucas 1:7, 37. Estos amigos me inspiraron tal confianza en Dios que fui alentada a superar mi temor al mal tiempo. Realmente pude sentir que Dios me estaba cuidando en todo momento.
Durante todo el viaje mis amigos estuvieron a mi lado siempre que los necesité. ¡Pensemos en lo que significa tener amigos con quienes podemos contar a las tres de la madrugada porque tenemos un dolor o estamos asustados! La Biblia y Ciencia y Salud siempre están disponibles, sus palabras sanadoras nos consuelan y calman nuestros temores. Aun después de cerrar los libros, las ideas espirituales que hemos obtenido de nuestra lectura quedan en nuestra consciencia para responder a nuestras necesidades, cualesquiera que parezcan ser. Estas ideas pueden mostrarnos más del cuidado de Dios para cada uno de nosotros o del amor que sentimos cuando reconocemos al Cristo siempre presente. El buen ejemplo de un amigo es a veces suficiente para ayudarnos a superar sentimientos de conmiseración propia, miedo, o debilidad; y los amigos sobre los que leemos en la Biblia a menudo nos dan exactamente lo que precisamos.
Sin embargo, si nosotros hemos estado hablando la mayoría del tiempo, quizás quejándonos porque los mensajes de la Biblia no son realmente prácticos en estos tiempos modernos, probablemente no recurriremos a ellos cuando necesitemos ayuda. Pero si con humildad les pedimos ayuda, descubriremos que tienen algo muy valioso que decir y que lo dicen de una forma que podemos entender. ¡Podemos encontrar la idea precisa que necesitamos en cada momento! La Ciencia Cristiana nos ayuda a comprender estas ideas y a hacerlas prácticas al superar los inconvenientes que podemos estar enfrentando en nuestra vida diaria. Malos hábitos, enfermedad, tristezas que parecen insoportables, pueden sanarse al reconocer los hechos acerca de Dios que nos enseña la Biblia y que la Sra. Eddy explica con tanta claridad.
Leemos en Ciencia y Salud: “¿Sería la existencia sin amigos personales un vacío para vosotros? Llegará el tiempo, entonces, en que os encontraréis solitarios, sin que nadie se compadezca de vosotros; mas ese aparente vacío ya está colmado de Amor divino”.Ciencia y Salud, pág. 266. ¡“Ya está colmado”! ¡Qué maravillosa certidumbre! Las respuestas a todas nuestras dificultades ya existen en el Amor divino, Dios, y podemos encontrarlas en lo que aprendemos en la Biblia y en Ciencia y Salud. ¿No los transforma esto en los mejores amigos que jamás podremos tener? Nunca se alejan ni nos olvidan. Evidentemente hacemos bien al mantenerlos cerca y disfrutar de frecuentes y animadas conversaciones con ellos.
