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La nueva economía

Del número de mayo de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En un curso universitario de economía una de las cosas que primero aprendemos es que esta materia desde hace tiempo se viene denominando "la ciencia deprimente". Parece un término apropiado. Miremos a nuestro alrededor: recursos materiales limitados, más y más gente; no hay suficiente para todos.

Sin embargo, cuando "miramos alrededor" con mayor detenimiento, encontramos una abundancia que se habría considerado imposible de obtener en épocas anteriores. En contraste, muchos razonan hoy que hemos hecho demasiado. Hemos producido demasiado y ahora corremos el riesgo de agotar los recursos naturales de la tierra.

Pero hay otra forma de tratar las necesidades humanas sin ocasionar daño al mundo en que vivimos. Este otro enfoque está basado en la comprensión espiritual de Dios y de Su relación con nosotros. Es un método que apunta primero a lo que Dios es, y luego nos lleva a comprender algo de lo que realmente necesitamos para poder tener una vida plena y abundante.

Lo mejor de este método es que se puede poner en práctica en todas partes del mundo y no está limitado por la posición social, la educación o cualquier otro factor material de una persona. Esto es posible debido a que, a medida que vamos comprendiendo que Dios es Espíritu y Amor infinitos, comienza a manifestarse en nuestra vida una satisfacción que no se puede perder. Comenzamos a comprender que somos esencialmente espirituales y no materiales.

La Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: "El punto de partida de la Ciencia divina es que Dios, el Espíritu, es Todo-en-todo, y que no hay otro poder ni otra Mente — que Dios es Amor, y que, por lo tanto, es Principio divino.

"Para comprender la realidad y el orden del ser en su Ciencia, tenéis que empezar por reconocer que Dios es el Principio divino de todo lo que realmente existe".Ciencia y Salud, pág. 275. Empezar a comprender esta verdad espiritual es ceder a la fuerza misma que es la base de la vida, y la sostiene. Cristo Jesús lo explicó así: "Vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas... No temáis... porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino". Lucas 12:30, 32.

¿No está la economía humana en gran parte relacionada con el comportamiento humano, que está basado en lo que la gente quiere o desea? Empezar a sentir espiritualmente cierta medida de lo que es Dios, como Espíritu y Amor inagotables, transforma el pensamiento humano. Comenzamos a ver que si Dios es Espíritu y Amor, Su imagen y semejanza espiritual — el hombre — jamás está fuera de Su ley y provisión. Este discernimiento promueve en nosotros una transformación espiritual. Nos volvemos menos temerosos, tendemos a medirnos menos tomando como base normas y posesiones materiales. No sólo empezamos a despertar a nuestra naturaleza espiritual como hijos de Dios, sino que también comenzamos a percibir a los demás de la misma manera. Sentimos una nueva seguridad, y se desarrolla en nosotros cierta medida de lo que se llama discernimiento espiritual.

El discernimiento espiritual puede distinguir entre las cosas de Dios que son permanentes y la mentalidad carnal que siempre es inestable. El discernimiento espiritual permite a un hombre o a una mujer hacerse realmente ricos porque sus metas, confianzas y aspiraciones se dirigen hacia cosas divinas, que no se pueden perder ni quitar. Tal persona, al reflejar en mayor medida la bondad y sabiduría de Dios, se vuelve más fuerte, valiente, honesta, misericordiosa, más productiva y más perspicaz sobre lo que es realmente esencial en la vida. Sus esperanzas y fortunas llegan a estar menos controladas por los ciclos a menudo impredecibles de las tendencias transitorias del mercado.

A medida que nos acerquemos más a Dios y a Su ley divina, las circunstancias de nuestra vida no estarán determinadas tanto por la materia, sino más por lo que Jesús percibió como hambre y sed de justicia espirituales. O, como dice una de las traducciones modernas: "Bienaventurados son los que sienten hambre y sed de ver que lo correcto prevalezca; ellos serán satisfechos".The New English Bible, Mateo 5:6.

Esa perspectiva espiritual de la vida nos reorienta con vigor hacia Dios, la Vida divina. Este cambio espiritual socava el temor, la ignorancia y los actos erróneos que son la fuente de tantas privaciones y daños. Aun en lo que es tan básico como las cosechas agrícolas, ya se reconoce que hay alimento más que suficiente para alimentar a todos en el mundo y borrar toda malnutrición. Si la escasez de comida no es el problema, entonces la necesidad primordial es que tengamos un mayor discernimiento y más amor espiritual los unos hacia los otros.

Podemos obtener aliento de tal comprensión y comenzar a desarrollar en nuestra propia vida la percepción de que el hombre es la idea espiritual de Dios. Esta comprensión más profunda acerca del hombre — que se llama amor espiritual — derriba las barreras mentales que parecen limitar el bien. Este es el propósito radical de la Ciencia Cristiana; está en el mismo plano con la visión espiritual del cristianismo del Nuevo Testamento con su fulgor, vigor y expectativa del gobierno de Dios.

¿No es tiempo, en este avance de la humanidad fuera de los viejos sistemas de pensamiento basados en la materia, de tomar la iniciativa y dejar que nuestra vida sea evidencia de que el reino de Dios está realmente aquí y que Su ley espiritual vence el mal y la enfermedad? A medida que este plan espiritual toma prioridad en nuestra vida, la Ciencia Cristiana muestra que el impulso sanador que tuvo la vida de Cristo Jesús no se ha perdido. Destruye las cadenas materiales y revela al hombre tal como es, el hijo de Dios.

La verdadera economía se verá como la actividad de la ley de Dios que satisface toda necesidad humana. Dios hará que todo cambio que sea necesario en nuestra vida, esté de acuerdo con esta ley. Si necesitamos más sabiduría, más amor, una mayor fortaleza, un discernimiento espiritual más profundo, una mayor confianza en la bondad infalible de Dios, estos son deseos que Dios satisface abundantemente. La mentalidad espiritual que se desarrolla de tal oración es indispensable. Nos saca de la limitación. No hay nada deprimente en la nueva economía, la que se manifestará a medida que la verdad de que el ser de Dios es Todo-en-todo amanezca en nuestra vida.

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