Las palabras no son adecuadas para expresar mi profunda gratitud por la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) y por las bendiciones y curaciones que he experimentado.
Empecé a estudiar esta Ciencia porque una amiga me invitó a asistir a los servicios religiosos de un grupo de Científicos Cristianos que se reunían en Java central. Mi amiga me dio también un ejemplar de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. En ese momento, yo no pertenecía a ningún grupo religioso.
Desde mi temprana infancia había sufrido de malaria. Se había diagnosticado que la enfermedad era crónica e incurable. Leí Ciencia y Salud de tapa a tapa y sané completa y permanentemente de la malaria.
Mi abuela también sanó. Primero sanó de una infección en el pie que no había sanado mediante tratamiento médico. Más tarde sanó de una caída que no la dejaba caminar ni usar una de las manos. Tenía una fe firme en que Dios podía ayudarla. Le telegrafiamos a la misma practicista de Ciencia Cristiana que había orado por ella cuando estuvo mal del pie.
La practicista oró por mi abuela y pronto pudo caminar y levantar la mano. La condición física fue mejorando de manera constante, y un mes más tarde sanó y pudo hacer los quehaceres de su casa como de costumbre. Mi abuela está profundamente agradecida por las verdades espirituales de la Ciencia Cristiana y las practica en su vida diaria.
En cierta ocasión resbalé y caí al llevar una cacerola con agua caliente. Me quemé de la cabeza a los pies, y el dolor era muy agudo. En esa ocasión me estaba quedando con una amiga que era practicista, y acudí a ella y le pedí que me ayudara mediante la oración. Me dijo verdades espirituales consoladoras y luego oró por mí. Después de poco tiempo el dolor desapareció y nada quedó de las quemaduras. Había sanado completamente.
Mediante mi estudio diario de la Biblia (que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana) y los diversos escritos de la Sra. Eddy, estoy obteniendo una mejor comprensión acerca de Dios y el hombre. También ha mejorado mi situación económica. En años anteriores siempre tenía escasez, pero ahora tengo lo suficiente para vivir con comodidad. Estoy sumamente agradecida a Dios.
Hoogeveen, Países Bajos
