Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Nuestro valor y nuestro trabajo

Del número de mayo de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Monitor


¿Podemos realmente mejorar nuestra valía mediante nuestro trabajo?

Hay quienes regularmente hacen horas extra, en parte quizás para sentir que valen más. Pero después, esa aguda sensación de vacío puede insinuarse nuevamente, impulsándolos a trabajar aún más.

Claro que no hay nada malo en trabajar mucho. ¿Pero podemos sentir que valemos más, simplemente trabajando más? En Mateo, Cristo Jesús nos habla de una parábola que alude mucho a la respuesta de esta pregunta. Ver Mateo 20:1–16. Es la parábola donde se refiere a los obreros contratados para trabajar en una viña. Todos reciben la misma paga aunque trabajan diferente cantidad de horas. Cuando el propietario de la viña contrata a cada grupo, les dice: “Os daré lo que sea justo”.

La lección que podemos aprender de esta parábola es que lo que vale un individuo no se puede medir en términos materiales. El hecho de que el propietario de la viña le pagó lo mismo a cada hombre sin tener en cuenta el número de horas de trabajo o la cantidad de trabajo realizado, indica que el verdadero valor espiritual es una cualidad inherente a la filiación del hombre con Dios. Y como dice la Biblia acerca de lo que Dios creó: “Sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá”. Ecl. 3:14.

Ni usted ni yo podemos añadir nada a nuestro valor como hijos de Dios, como tampoco podemos nosotros (¡ni nadie!) disminuirlo. Pero a fin de reconocer más ampliamente nuestro valor necesitamos abrir nuestro pensamiento a esta realidad espiritual; necesitamos expresar más la pureza y el amor, que son inherentes a nuestro ser verdadero.

Dios es nuestro creador. Y nuestro valor proviene del hecho de que Dios es perfecto, bueno y completo en Su propio ser, y que El se expresa a Sí mismo en todo lo que El crea, precisamente en esos términos: perfección, bondad y compleción. Su obra está acabada y expresa en su totalidad validez espiritual; y esa obra incluye al hombre.

Pero como ya lo hemos mencionado, esto no significa que a usted y a mí no nos quede nada por hacer. ¡Todo lo contrario! Necesitamos sentir en mayor grado nuestra valía y dar prueba de ella expresando más la naturaleza divina en nuestros pensamientos y acciones. Por consiguiente, nuestra tarea no consiste en luchar por adquirir un sentido material de lo que valemos, sino expresar en mayor medida el valor espiritual que ya tenemos. Naturalmente, esto puede ser una tarea difícil. Pero es un cometido que tiene una maravillosa recompensa de descubrimiento espiritual.

Este valor otorgado por Dios que ya sentimos irá creciendo en la medida en que nuestro propio amor y altruismo se hagan cada vez más profundos en nuestra vida. ¡Esa es la verdadera felicidad! La Sra. Eddy escribe: “La felicidad consiste en ser buenos y en hacer lo bueno; sólo lo que Dios da, y lo que nos damos a nosotros mismos y damos a los demás por medio de Su providencia, confiere felicidad: la consciencia de valer satisface al corazón hambriento, y nada más puede hacerlo”.Mensaje a La Iglesia Madre para el año 1902, pág. 17.

Insistimos: esto no significa que debamos sentirnos intimidados ante el trabajo intenso, ni que sea incorrecto disfrutar de aquello que estamos llevando a cabo. Simplemente significa que necesitamos darnos cuenta de que, en su sentido más profundo, nuestro valor no es simplemente producto de nuestro trabajo. Es una cualidad espiritual conferida por Dios, inherente a cada uno de nosotros. De modo que lo que hacemos en realidad es traer ese valor a nuestro trabajo porque somos, en verdad, la expresión del único Dios con todo lo que Su naturaleza incluye.

No hay nada malo en buscar nuestro valor, ¡todos lo hacemos! Pero mientras lo estemos haciendo, lo pasaremos mejor si sabemos que ya está presente, que ya es parte de nosotros. Nuestra búsqueda es en realidad un descubrimiento, el descubrimiento de nuestra propia compleción en Dios, ahora. Este hecho espiritual es lo que realmente sostiene la tarea que realizamos en nuestro empleo, y puede hacer que nuestra experiencia en el trabajo sea mucho más gratificadora.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / mayo de 1990

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.