Aliviar el sufrimiento humano: es una meta que ha impulsado muchos de los esfuerzos más abnegados de la humanidad. Aquéllos que, como modernos samaritanos, se sienten impulsados a ir donde están el angustiado y el caído, despiertan en nosotros un sentimiento de amor más amplio.
Los padres de Beena Kanani tuvieron ese alto propósito para su hija. Ellos deseaban que ella se graduara de médica y que trabajara en las áreas rurales de su país, la India. Y ella así lo hizo. Habiéndose graduado en la escuela de medicina de Bombay en segundo lugar en su clase, trabajó en un hospital de niños de Bombay así como también en lugares más apartados de la India. Pero sus experiencias la llevaron finalmente a un camino diferente: el de la curación cristiana.
Yo Era Pediatra. Me trajeron a una dulce niña de doce años por un problema insignificante. Al examinarla, encontré una particularidad en su piel que resultó ser una mancha de lepra. Tanto sus padres como yo quedamos muy preocupados. Conversé con el padre sobre el tratamiento que tendríamos que seguir.
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