El 20 De Julio De 1969, Neil Armstrong caminó sobre la luna. Se necesitaron años de preparación para este suceso trascendental. Millones de personas vieron la transmisión por televisión, y millones más han escuchado las históricas palabras de Armstrong: “Este es un paso pequeño para un hombre, pero un salto gigante para la humanidad”.
Pero ¿qué decir si usted viviera en una parte del mundo donde los aviones fueran desconocidos, menos aún las naves espaciales? Podría parecer imposible o ridículo si alguien le dijera que los hombres han volado a la blanca esfera suspendida en el cielo, caminado sobre ella, y vuelto a la tierra. Cuando un acontecimiento así no tiene precedente en nuestra experiencia, sería necesario tener un pensamiento receptivo y estar dispuesto a abandonar las creencias tradicionales antes de que usted pudiera admitir que ese acontecimiento es posible.
¿No ocurre con frecuencia lo mismo en cuanto a los relatos sobre la curación espiritual? La Biblia relata que Cristo Jesús sanó toda clase de enfermedades, y describe casos específicos en los cuatro Evangelios. No obstante, esas curaciones son a veces consideradas como milagros o relegadas exclusivamente a la era en que Jesús estuvo en la tierra. Sin embargo, los cristianos practicaron la curación espiritual cerca de trescientos años después de Jesús, y hoy en día la están practicando nuevamente en cumplimiento de la promesa de su Maestro: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”.
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