Piense Sobre Lo que estuvo pensando durante las últimas veinticuatro horas y probablemente descubra que estuvo abrigando pensamientos de preocupación acerca de algo que dijo o que no dijo, que hizo o que no hizo; por las cosas en que gastó su dinero o cómo va a poder comprar algo que necesita; de qué manera algo desagradable que sintió puede afectar su salud o cuánto se parece a una situación difícil que sintió antes; cómo pareció ser la actitud de un familiar la última vez que conversaron o cómo un amigo saldrá de tal o cual situación difícil; qué habrán pensado o estarán otros pensando de usted, y cosas por el estilo.
De hecho, al analizar nuestros pensamientos de esta manera es sorprendente ver lo poco que pensamos en el “ahora”.
Cuando rumiamos y especulamos, abrigamos temor: temor de que lo que ocurrió en el pasado o lo que vaya a ocurrir en el futuro pueda perjudicarnos o perjudicar a otros. Al hacerlo estamos realmente diciendo que Dios no está siempre presente y que no siempre es omnipotente, y que no cuida y eternamente gobierna a Su universo bueno y perfecto. Estamos desobedeciendo el Primer Mandamiento y dándole poder a otro dios llamado el mal.
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