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EXTRACTOS DE LAS transmisiones de radio DE EL HERALDO DE LA CIENCIA CRISTIANA

En todas partes del mundo, las transmisiones de radio por onda corta del Heraldo están llegando a un extenso público. Pensamos que a los lectores que no han escuchado estas transmisiones les gustaría leer extractos de algunos de estos programas radiales.

Cuando acudimos a Dios encontramos salud

Del número de febrero de 1992 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Walter: Este es El Heraldo de la Ciencia Cristiana, producido por La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, Massachusetts, E.U.A. Les habla

Moji: Y yo soy

Walter: Muchos de nuestros invitados han destacado el hecho de que al tratar de obtener un sentido más amplio de salud o de bienestar, realmente encontraron su relación con Dios. Nuestra próxima invitada, Claire Foley, sentía que no quería buscar apoyo en Dios por ciertas cosas que habían ocurrido en su vida.

Claire: Mi padre murió cuando yo era muy chica y mi madre quedó sola con cinco niños que mantener. Yo se lo atribuí a Dios, es decir, al concepto que yo tenía de Dios.

Walter: ¿Qué quiere decir?

Claire: Simplemente decidí que no había ningún Dios. No podía existir ninguna fuerza maravillosa, tierna y benigna en el mundo si ése era el resultado.

Walter: ¿Qué pasó a medida que usted fue creciendo?

Claire: Ayudé a mi madre a criar a mis hermanos. Cada uno de ellos tomó su propio camino, pero mientras tanto, comencé un curso de enfermera en un hospital, me casé y tuve un niño. No muchos años después, mi esposo y yo estuvimos separados durante largo tiempo, y traté de criar yo misma a mi hijo.

Durante esa época, comencé a sufrir de severos dolores de espalda. Tomé medicamentos para aliviar el dolor, pero sin resultado. Comencé a sentirme bastante enferma.

Los médicos dijeron que era probable que estuviera al borde de un colapso nervioso, y que debía buscar ayuda en seguida. Me enviaron a una institución para enfermos mentales, donde estuve durante un año y medio bajo tratamiento bastante [intensivo].

Cuando salí de allí, sentí que no habían hecho nada por mí. De hecho, la idea del suicidio me asediaba constantemente.. .

Walter: ¿Qué actitud tomó frente a esos sentimientos?

Claire: Me sentía desdichada. No podía leer. No podía pensar. [Los médicos] me hicieron una cantidad grande de exámenes, y al final me dijeron que había heredado la enfermedad de la que mi padre había muerto: una enfermedad de los riñones.

¡Esa fue la gota que colmó el vaso! Decidí que dejaría a mi hijo con una amiga y me suicidaría. No sabía cómo, pero eso era lo que quería hacer.

Cuando me dirigía a mi casa para hacerlo, pasé por una iglesia. No había estado en una iglesia desde que era pequeña. Pero estaba pasando por esa iglesia, y las puertas estaban abiertas. Recuerdo que entré, me senté y pensé: “Bueno, aquí estoy yo, y ¿dónde estás Tú?”

Ni siquiera quería pronunciar la palabra Dios. Simplemente dije: “¿Dónde estás Tú?” Si había algo que pudiera salvarme, ¿dónde estaba en ese momento? Esa fue toda mi oración.

Permanecí sentada allí durante un largo rato, y me sentí invadida de una gran tristeza, porque en realidad no había logrado nada en mi vida. Ni siquiera había terminado el curso de enfermera. Pensé: “Tú siempre has querido tocar el piano. ¿Por qué no tomas clases y aprendes a hacerlo?”

Y eso hice. Fui a casa y llamé a una persona; me dijo que sí, que estaba disponible para darme clases de piano. Asistí durante tres o cuatro semanas. Y el dolor se hizo aún más intenso. Finalmente, ya no pude soportarlo, y le conté todo a mi maestro.

Cuando acabé, me dijo: “Tengo un libro que me gustaría que usted leyera”. Ese libro era Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Comencé a leer el libro desde la primera página esa misma tarde.

Walter: ¿Qué estaba aprendiendo con la lectura de ese libro?

Claire: La Sra. Eddy habla sobre Dios como Vida, Verdad y Amor. Tomé como un verdadero compromiso aprender sobre mi naturaleza espiritual, que yo era una idea espiritual de Dios y que nuestra vida está gobernada por Dios. Pronto las cosas comenzaron a cambiar.

Walter: ¿Cómo cambiaron?

Claire: Yo era una fumadora empedernida. Durante muchos años fumé tres cajetillas de cigarrillos por día. Y últimamente había comenzado a beber mucho, porque el alcohol parecía aliviar los dolores de espalda.

Comencé a leer Ciencia y Salud. Desde el día en que lo hice, nunca más toqué un cigarrillo. Para una fumadora empedernida como yo, ¡eso fue asombroso! Y cuando traté de tomar una bebida en una reunión social, me di cuenta de que ni siquiera podía tomar un trago de alcohol. No lo quería. El deseo había desaparecido completamente.

Cuando yo había leído casi la mitad del libro, me dije: “Bueno, si algo de esto es verdad, entonces todo es verdad”. Hice un paquete con todas las medicinas que estaba tomando, que eran muchas. Incluso usaba un braguero que me ayudaba a sentarme. Empaqué todo en una bolsa de papel, la llevé al cubo de [basura], y la eché en él.

Lo primero que quería saber era: “¿Existe alguna iglesia relacionada con esto?” Fui a ver nuevamente a ese maravilloso profesor de piano, y le conté la experiencia que estaba viviendo. El dijo: “Sí, hay una iglesia. De hecho, tenemos una reunión de testimonios de los miércoles mañana por la noche. ¿Le gustaría venir con mi esposa y conmigo?”

Así lo hice. Comencé a asistir los miércoles y los domingos. Y comencé también un estudio intensivo de la Biblia. Sentí que todo mi cuerpo estaba cambiando, que toda mi vida estaba cambiando. Todo a mi alrededor parecía cobrar brillo e intensidad.

Walter: ¿Se sintió completamente libre de los dolores de espalda?

Claire: Después que puse todos los medicamentos en el cubo de basura, no volví a pensar en eso. Desde ese momento, el dolor desapareció completamente. Durante todo un año olvidé el dolor por completo, hasta que un día me di cuenta de que había sanado por completo.

Está de más que les diga que están ante una persona completamente distinta de la de 35 años atrás. Mi matrimonio se reintegró, y tuvimos otros tres hermosos niños. Estoy muy agradecida de conocer al Dios tierno y viviente que satisface todas nuestras necesidades humanas.

Walter: Gracias, Claire. Sabes, Moji, lo que Claire nos ha dicho me hace pensar en una declaración de la Sra. Eddy que ha significado mucho para mí. Ella escribe: “Si buscamos placer en el cuerpo, encontramos dolor; si buscamos Vida, encontramos muerte; si buscamos Verdad, encontramos error; si buscamos Espíritu, encontramos su opuesto, la materia”. Y continúa diciendo: “Ahora bien, hágase lo contrario. Volved vuestra atención del cuerpo hacia la Verdad y el Amor, el Principio en que se basa toda felicidad, armonía e inmortalidad”. Por supuesto, Verdad y Amor son los nombres de Dios. Necesitamos comenzar por nuestra relación con Dios.

Moji: Sí, ese pasaje me ha ayudado a conocer que no soy un mortal limitado. En Salmos también hay un pasaje que habla de volvernos a Dios: “Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros; para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación”.

Si desea escuchar un programa completo de El Heraldo de la Ciencia Cristiana, puede escribir para recibir una lista de las frecuencias de onda corta en su localidad: El Heraldo de la Ciencia Cristiana; P.O. Box 58, Boston, MA, E.U.A. 02123.

Yhe aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo:
Maestro, te ruego que veas a mi hijo,
pues es el único que tengo.. .
Y mientras se acercaba el muchacho,
el demonio le derribó y le sacudió con violencia;
pero Jesús reprendió al espíritu inmundo,
y sanó al muchacho,
y se lo devolvió a su padre.
Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.

Lucas 9:38, 42, 43

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