La Ciencia Cristiana ha tenido una profunda influencia en mi vida. Cuando comencé a asistir a la universidad, sentí que tenía que tomar una decisión con respecto a mi vida: Tenía que decidir si trataría o no de vivir mi vida de acuerdo con las enseñanzas de Cristo Jesús. Ese año de 1987, fui a trabajar a un campamento de verano, y experimenté el poder de estas enseñanzas a través de mi trabajo con jóvenes Científicos Cristianos. El observar que niños de siete años tenían fe y confianza en Dios y practicaban la Ciencia Cristiana, realmente me abrió los ojos. El cristianismo dejó de ser simplemente algo en qué creer; pude dar fe del mismo y sentirlo personalmente.
Llevé conmigo a la universidad este amor por la Ciencia Cristiana recién descubierto, y lo he hecho parte de mi vida diaria durante los últimos tres años. He tenido maravillosas curaciones, y he encontrado respuesta a todas mis necesidades.
Un día estaba en el gimnasio cuando me lastimé el tobillo. Decidí ir a la enfermería para que lo examinaran. Me confirmaron que estaba fracturado, y me dieron un molde de yeso para poner y quitar, y un par de muletas.
El día de Acción de Gracias era en esa semana, y yo quería ir en automóvil a casa para esa festividad. Mi familia y yo estábamos orando, con la ayuda de un practicista de la Ciencia Cristiana. La mejoría fue tan rápida que pude manejar yo mismo hasta mi casa. El fin de semana siguiente (una semana después) estaba de vuelta en el gimnasio jugando al baloncesto.
Mi pasaje favorito del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, está en la página 1, y dice: “La oración que reforma al pecador y sana al enfermo es una fe absoluta en que todas las cosas son posibles para Dios — una comprensión espiritual de El, un amor desinteresado”. Fue en eso que me apoyé, y ese entendimiento produjo la curación del tobillo.
He continuado trabajando en campamentos con jóvenes Científicos Cristianos, y allí he tenido maravillosas curaciones con mis campistas. Me dedico con devoción a ayudar a otros a comprender y practicar la Ciencia Cristiana. Mi meta es vivir cada día como seguidor de Cristo Jesús. Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”. Esto es lo que yo me esfuerzo por lograr.
Chesterfield, Misuri, E.U.A.
    