“Ustedes difícilmente puedan comprender con cuanta seriedad tomó su Majestad el inicio de esta obra”.
Estas fueron las palabras que Richard Bancroft, arzobispo de Canterbury y director de la traducción de la Biblia King James, escribió en su carta a las autoridades de la Universidad de Cambridge en julio de 1604, justo seis meses después de que Jacobo autorizara la producción de la Biblia nueva en la Conferencia de la Corte de Hampton.
El rey fue “el principal Promotor y Autor de la obra” como los mismos traductores escribieron en la dedicatoria y el prefacio al concluir la obra. Fue él solo quien en sus propias palabras propuso el proyecto para la Biblia nueva “de manera que la obra se haga en forma rápida, y que el trabajo se acelere de una forma tan apropiada como un asunto de tal importancia lo requiere”.
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