Una Mañana Temprano estaba preparándome para ir a trabajar a la Sala de Lectura que tiene nuestra iglesia, y aunque no me sentía muy bien, seguí adelante. Luego tuve náuseas y mareos. Parecía que me iba a desmayar. Abrí el libro No y Sí escrito por la Sra. Eddy, y encontré la siguiente declaración en la página 26: “En esta Ciencia del ser, es tan imposible que el hombre retroceda de la perfección o que se desprenda de ella, como que su Principio divino o Padre caiga fuera de Sí mismo en algo menos que la infinitud”. Esto provocó un cambio en mi pensamiento, y las náuseas y los mareos desaparecieron inmediatamente. Pude abrir la Sala de Lectura a la hora que debía hacerlo.
En nuestra familia hemos tenido muchas curaciones, de fracturas de huesos, dolores de cabeza, fiebres, dolores de oído, esguince de tobillo y también de desobediencia de parte nuestros hijos.
La curación que más atesoro fue cuando superé el dolor que sentí ante el repentino fallecimiento de una hija ya adulta. Esta no fue una curación rápida para mí, y tuve que orar mucho, y las luchas fueron grandes a lo largo del camino. Pero en mi caso me di cuenta de que gran parte de mi pena era conmiseración propia, y era necesario liberarme de la tremenda tristeza que sentía.
Durante esa época se produjeron muchas curaciones. Estas palabras de la Biblia me dieron aliento: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). Y también la siguiente cita de Ciencia y Salud: “La Vida es eterna. Debiéramos descubrir eso y comenzar a demostrarlo. La Vida y el bien son inmortales” (pág. 245). Nuestra querida hija había sido el ejemplo personificado del bien, y al alcanzar una mayor comprensión aprendí que ella aún estaba progresando y obteniendo más entendimiento de su unidad con su Padre-Madre, Dios. Del mismo modo, también yo debía progresar. Comencé un trabajo como voluntaria con niños víctimas de abuso, fortaleciéndolos con el amor que Dios tiene por ellos.
Otro pensamiento que me ayudó fue de un artículo de la Sra. Eddy publicado en un Sentinel de 1918 titulado “Vida” que se refería a la muerte como “el misterio de un momento”. Estas verdades me venían a menudo al pensamiento, y me ayudaron a sanar completamente mi aflicción. Esta curación también me ayudó con el reciente fallecimiento de mi querida madre, y pude superar totalmente el pesar.
Estoy muy agradecida por haber comprendido que Dios es nuestro verdadero Padre y Madre.
Laguna Niguel, California,
E.U.A.
