¡Qué Gran Beneficio tendríamos si pudiéramos mantener nuestro pensamiento en contacto constante con Dios! Una consciencia en armonía con Dios experimentaría verdadera paz, relaciones más sólidas y mejor salud. En realidad, la bendición de tener conciencia de Dios, o consciencia espiritual, está a nuestro alcance. Pero necesitamos saber cómo buscarla y dónde hallarla. Buscar la consciencia espiritual significa dejar de mirar al hombre como un cuerpo físico con un cerebro material. Hallar la consciencia espiritual implica adherirse radicalmente a la percepción basada en la Biblia de que el hombre es la imagen y semejanza de Dios. Significa comprender que el hombre es una idea espiritual, el reflejo de Dios, la Mente divina, y que en realidad no tiene otra mente o consciencia sino la Mente que él refleja de Dios. La unidad del hombre con esta Mente no es un estado o una condición que aparecerá en el futuro. Tampoco depende de circunstancias humanas. Es un hecho espiritual ahora, para ser comprendido y demostrado. Una promesa bíblica nos enseña cómo probar este hecho espiritual. Dice: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”. Sant. 4:8.
¿Cuál es nuestra parte en este proceso? ¿Qué podemos hacer nosotros para “acercarnos a Dios”? Podemos dirigir nuestros pensamientos a Él sin reservas de ninguna clase, comprendiendo que Dios está presente con nosotros ahora. Podemos dejar que nuestras aflicciones sean eliminadas por la inmensidad de Su amor por nosotros. Y podemos negar la creencia falsa de que alguna vez hemos estado o podemos llegar a estar separados de El. ¿Acaso parece imposible lograr esto?
No a la luz de la fascinante declaración de Cristo Jesús: “El reino de Dios está entre vosotros”. Lucas 17:21. ¿No implican estas palabras que es natural tener pensamientos divinos? ¿Que la consciencia espiritual es lo que Dios ha designado para nosotros? Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, afirma que tenemos el derecho de pensar espiritualmente. He aquí lo que ella dice en su libro Pulpit and Press: “Sabed, pues, que vosotros tenéis poder soberano para pensar y actuar correctamente, y que nada puede despojaros de esta herencia e infringir el Amor”.Pulpit and Press, pág. 3.
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