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Cómo erradicar el temor de la mente

Del número de abril de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Es Posible Que usted alguna vez haya visito por televisión a alguien zambullirse desde un acantilado al agua, manejar a alta velocidad, hablar frente a una enorme multitud, y pensar: “Como quisiera tener yo el valor de hacer eso, de no tener miedo”. Tal vez la persona que usted estaba observando, que expresaba mucho valor, tiene miedo a la oscuridad, a un ratón, a los relámpagos, o a lo que considera un mal augurio.

O bien, enfrentamos y vencemos el temor, o dejamos que perjudique nuestra salud mental, limitando nuestra manera de vivir y nuestra habilidad para ayudar a los demás. ¿Puede la Ciencia Cristiana de alguna manera ayudar a una persona miedosa? ¡Claro que sí! La Ciencia Cristiana nos enseña que Dios tiene el único poder, que es el único creador y causa, o sea el bien, que está siempre presente. Como Dios, el bien, es el poder infinito y omnipresente, no puede haber un poder malo o una presencia de cualquier índole en el reino de Dios que pueda causar daño alguno. Por lo tanto, no hay nada de qué temer. Indaguemos más a fondo este tema para ver cómo esta idea tan simple y básica puede ayudar a una persona miedosa a obtener una completa salud mental.

La Ciencia Cristiana está de acuerdo con la Biblia. La Palabra de la Biblia es su única guía hacia la Verdad, la Verdad eterna, que puede liberar a las personas de cualquier falta de armonía. Del gran número de inspirados pasajes de los Salmos, muchos deben de haber sido escritos por personas que percibieron al Dios todopoderoso y del todo armonioso, y que fueron liberados de sus aflicciones. Como el Salmo número cuarenta y seis indica: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar”. Salmo 46:1, 2.

La creencia en cualquier poder aparte de la Mente divina es un error. En su libro La unidad del bien, la Sra. Eddy, en lo que llama “Un Diálogo”, hace que el Bien diga al Mal: “Tus pretensiones insisten en que hay algo más que la Mente única, más que el único Dios; pero en verdad yo te digo que Dios es Todo–en–todo, y nunca es posible estar fuera de Su unicidad”.Unidad, pág. 24.

Hay un solo Dios, y el hombre real y espiritual es Su expresión, Su representante. El hombre mora en Dios y recibe de Él todo lo que necesita de fortaleza, valor, habilidad, bienestar y entendimiento de la Verdad. No hay nada que se interponga entre Dios y el hombre. Y como no hay nada que separe al hombre de Dios, y el por un solo instante, tampoco hay nada que impida que Dios esté con nosotros, que nos apoye y proteja siempre. Tampoco hay nada que nos impida conocer a Dios y sentir Su cuidado eterno y presencia del todo sostenedora.

El temor es una condición de la mente mortal y falsa. Para ser controlado por el temor, una persona tiene que tener una consciencia con la que temer. También tiene que tener miedo a algo que le pueda hacer daño. Así como miedo por algo. Por ejemplo, miedo por su vida, su salud, su situación financiera, su familia, y así sucesivamente. ¿Pero cuáles son algunos de los argumentos que refutan estas creencias?

• Hay un solo Dios, y Él es la Mente única. Por lo tanto, el hombre no tiene ninguna mente propia, limitada y discordante, separada de Dios, sino que refleja a la Mente única. La consciencia del hombre es, en realidad, la expresión de Dios. Por lo tanto, nosotros no tenemos en realidad una consciencia material separada de la Mente divina con la que tener miedo. No hay pensamientos miedosos en la Mente divina.

• Puesto que Dios es infinito, el bien omnipotente, crea solo lo bueno, y desea solo lo mejor para Sus hijos, no puede haber fuerzas o pensamientos malos capaces de perjudicar al hombre. Por lo tanto, no hay nada de qué temer.

• Dios es eterno, la Vida perfecta, todo el Ser, sin comienzo ni fin. La Vida divina no puede ser restringida, limitada ni extinguida. Al reflejar continuamente esta Vida activa, ilimitada y del todo armoniosa, el hombre no puede ser lastimado de ninguna manera. Y dado que esta verdad se aplica a cada individuo, no hay nada por lo qué temer.

Si uno tiene miedo de volar en avión, por ejemplo, puede darse cuenta de que nunca está separado de la presencia de Dios, donde quiera que esté. El dominio es siempre de Dios, no depende de la habilidad humana, del clima, ni tampoco de mecanismos. No hay un poder genuino en la altura, en la velocidad ni en la suerte, porque Dios es el único poder. La vida del hombre no puede ser tocada por condiciones erróneas de ninguna naturaleza.

Cuando uno se aferra a la verdad de un Dios perfecto y un hombre perfecto, (y ésta es la oración científica) el temor deja de tener una apariencia y un resultado real. Es muy alentador saber que las verdades espirituales acerca de la individualidad del hombre real, son un poder sanador para la mente y el cuerpo, cuando uno se aferra a ellas, aunque no las comprenda totalmente. La Sra. Eddy escribe: “La Verdad tiene un efecto sanador, aun cuando no se comprenda totalmente”.Ciencia y Salud, pág. 152.

Puede que una persona tenga miedo de aceptar ciertas responsabilidades y se encuentre limitada por el progreso de sus negocios, o sienta que el diario vivir es una carga. La solución a esto es ver que Dios, la Mente, es verdaderamente el que todo lo sabe y el que todo lo hace. El individuo puede reclamar su verdadera identidad como la idea de la Mente, a semejanza de Dios. Y al orar humildemente y al poner a un lado toda voluntad humana, puede oír y escuchar la dirección que la Mente señala. De esta manera, al depender totalmente de la fortaleza y el amor de Dios, puede seguir adelante sin temor alguno, sabiendo que Dios, que es toda acción, está gobernándolo todo. No tiene porqué temer por las decisiones tomadas, o por los resultados.

Si la creencia es el temor a la oscuridad, se puede controlar con la siguiente verdad: Dios está siempre con nosotros, en todo momento, en todas partes y bajo toda circunstancia. La oscuridad no tiene poder sobre Dios. Por lo tanto, no tiene poder sobre el hombre, quien es la manifestación perfecta de Dios. No hay nada del hombre, quien es la expresión del Espíritu, que la oscuridad, o cualquier cosa en la oscuridad, pueda dañar. Podemos sentirnos tranquilos al confiar en el poder y el amor tierno y sostenedor del Todopoderoso.

No importa qué nombre le demos al temor, la luz resplandeciente de la Ciencia divina puede desvanecer su oscuridad totalmente. No hay ninguna intranquilidad latente, ni un mal presentimiento cuando se comprende con claridad que el Cristo, la Verdad, es poderoso y está presente y activo. A medida que nos demos cuenta de que la Mente única es siempre pura y segura, entera y llena de dicha, el estado mental de uno será siempre saludable y libre de dificultades.

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