Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

El poder reformador de las Escrituras

Esta serie ilustrada que se publica en el Heraldo trata sobre la dramática historia de cómo se desarrollaron las Escrituras en el mundo a lo largo de miles de años. Se concentra en los grandes reformadores que escribieron y tradujeron la Biblia. Muchos dieron su vida para hacer que la Biblia y su influencia reformadora estuviera al alcance de todos los hombres y mujeres.

Se rompen las barreras para la Biblia: desde la imprenta al video, hacia el espacia exterior

Primera parte

Del número de abril de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


“¡Que se ilumine!” ¿Podría ser esto lo que dijo Dios cuando creó el mundo? ¿Y la serpiente que tentó a Eva es “un mal tipo”? Esto puede sonar como a años luz del vocabulario del Renacimiento inglés de la Biblia King James, y es así. Pertenece a Las Crónicas de la Biblia Negra, Libro Primero: Desde el Génesis a la Tierra Prometida.

Escrita en la jerga Hip–Hop, esta Biblia fue ideada para la gente joven. Oigamos las palabras de P. K. McCary, profesor de estudios bíblicos y autor de esta versión de la Biblia: “Cuando una niña de 11 años de edad me dice que la Serpiente (en la historia de Adán y Eva en el jardín del Edén) le recuerda a un traficante de drogas, algo grande está pasando. Quiero que los niños vean porqué la palabra de Dios es importante en sus vidas. Anhelo ver el día en que en todas las esquinas, ellos no sólo hablen sobre lo bien que jugó Michael Jordan [un famoso jugador de básquetbol], sino sobre los grandes partidos que Dios tiene preparados para ellos”.

Traducciones como la Biblia Hip-Hop se encuentran entre los cientos de versiones de las Escrituras realizadas desde la publicación de la Biblia King James en 1611. Algunas de ellas son consideradas importantes. Otras se mantienen al margen. Otras se basan en los textos de la King James.

REVISIONES DE LA BIBLIA KING JAMES


Poco tiempo después de la publicación de la Versión King James, comenzaron a aparecer pequeñas actualizaciones del original. Los textos de la King James pasaron por muchas revisiones modernas importantes.

La primera de estas grandes revisiones fue publicada en el año 1885, como la English Revised Version (ERV). Su propósito era mantener un vocabulario de acuerdo con la época. También, los revisores querían sacar ventaja de la erudición contemporánea para aplicarla a la Biblia. En 1901 se publicó una segunda versión del texto de la King James. La llamaron American Standard Version (ASV), y le dio al texto un tono estadounidense muy singular.

Otra versión fue publicada en el año 1952. Se conoció como la Revised Standard Version (RSV), y se apartó de ciertos términos literales y arcaicos. También los traductores tomaron en cuenta varias piezas arqueológicas encontradas en el siglo XX, tales como los Pergaminos del Mar Muerto. Hacia el año 1981 se habían vendido unos cincuenta millones de ejemplares de esta Biblia.

En 1982, se dio a conocer otra revisión de la King James llamada la New King James Version. El grupo ecuménico y universal de traductores que trabajaron sobre este texto trataron de hacerlo más fácil para leer que las revisiones anteriores, pero se mantuvieron muy cerca del original. Quitaron palabras tales como thee (ti) y thou (tú) y las comillas fueron insertadas dentro del texto para destacar los diálogos.

La revisión más reciente de la Biblia King James, la New Revised Standard Version (NRSV), fue publicada en 1990. Una vez más su mayor interés fue el uso del lenguaje contemporáneo, así como el empleo de palabras como humankind (humanidad) en lugar de man (hombre) en Génesis 1:26.

LAS PRIMERAS TRADUCCIONES MODERNAS NUEVAS


Luego de la primera publicación en 1611, la Versión King James ganó los corazones de toda la gente de habla inglesa de todas partes. Los esfuerzos por desplazarla fracasaron. La Biblia calvinista de Ginebra, por ejemplo, fue publicada en dos ocasiones, (en 1613 y en 1640), pero los ingleses se negaron a volver a su vocabulario de inclinación calvinista.

No fue sino hasta fines del siglo XIX que los eruditos volvieron a traducir la Biblia desde el principio. Una de las primeras de ellas fue de una mujer estadounidense llamada Julia Smith.

Nació en el seno de una familia bien educada de Glastonbury, Connecticut, a principios del siglo XIX. Smith tenía una sed insaciable de aprender. Aunque no eran religiosos en un sentido formal, sus familiares eran profundamente devotos y amaban la Biblia.

Smith estudió griego y latín en la academia de Glastonbury y asistió durante un año a un seminario en el Estado de Nueva York. Pero debido a que la mayoría de las universidades no admitían mujeres en aquel tiempo en los Estados Unidos, ella no pudo continuar con su educación universitaria. No obstante, no había nada más importante para ella que comprender la Biblia. Ella estaba segura de que la única manera de hacerlo era traduciendo ella misma las Escrituras, del griego y del hebreo.

En total, Julia Smith tradujo la Biblia cinco veces: dos del hebreo, dos del griego y una vez del latín. Su producto final, la Julia Smith Bible, fue publicada en 1876.

LAS PRIMERAS TRADUCCIONES DEL SIGLO XX


Una de las primeras Biblias nuevas y más importantes del siglo, The Historical New Testament del profesor James Moffat de Oxford, fue publicada en 1901. En esta versión, el traductor dispuso el Nuevo Testamento en el “Orden de su crecimiento literario” y de “acuerdo con las fechas de los documentos”.

Entonces, en el año 1903, llegó The Holy Bible in Modern English, de Ferrar Fenton. Fenton, un comerciante británico, introdujo algunas palabras nuevas como Everliving (Inmortal) en lugar del nombre hebreo Yahweh (Jahvé). También reordenó el Nuevo Testamento poniendo primero el Evangelio según Juan.

Gerald Warre Cornish se graduó en Cambridge y era conferenciante en griego en la Universidad de Manchester, en Inglaterra, cuando fue llamado al servicio activo durante la Primera Guerra Mundial. Fue muerto en acción en septiembre de 1916.

Entre los efectos personales de Cornish, del tiempo de guerra, que se encontraron después de su muerte, había un sucio manuscrito de Corintios y Efesios. El estilo claro e inusual de esta original traducción, se ve a través de este pasaje de 1 Corintios 6: “Ahora otra cosa — los griegos son devotos del litigio, esto es una pasión en ellos, ¿pero qué tiene que ver esto con vosotros? ¡Estáis rondando los tribunales de justicia de Corinto con casos que vosotros lleváis unos contra otros! Esto tiene poco que ver con el verdadero juicio y justicia que vuestra fe ejemplifica”. La traducción de Cornish Saint Paul from the Trenches fue publicada en 1937, después de su muerte.

La primera traducción del Antiguo Testamento hecha por los eruditos judíos apareció en 1917. En The Holy Scriptures According to the Masoretic Text, a New Translation, los libros están puestos juntos en el mismo orden que la Biblia en Hebreo.

En 1926, James Moffatt publicó su segunda Biblia; ésta es una versión completa, conocida más comúnmente como “la Biblia de Moffatt”. Moffatt sentía que “el ideal de un traductor es dejar que sus lectores disfruten parte de aquel placer que el original alguna vez ofreció a sus lectores en algún siglo lejano”. Poniendo en práctica esta teoría agregó algunas palabras radicalmente nuevas como sheiks en lugar de elders (ancianos), The Eternal (Eterno) en vez de Dios, y barge en (barco) en lugar de arca de Noé.

Otra versión destacada de las Escrituras fue The Complete Bible: An American Translation la que se conoció en su forma original en 1931. Conocida como la “Biblia de Chicago”, esta traducción fue producida por un grupo de profesores de la Universidad de Chricago. Su propósito era lograr una Biblia en el idioma de todos los días de los estadounidenses, de modo que ellos eliminaron del texto expresiones arcaicas tales como doest y makest [del verbo hacer].

Los traductores ingleses y norteamericanos tuvieron un propósito similar cuando hicieron The Westminster of the Sacred Scriptures, en el año 1935. Ellos estaban profundamente convencidos de que la “inteligibilidad” debía ser “el primer requisito en cualquier traducción” y que “ninguna consideración de belleza o dignidad” debería ser tan importante como la claridad del texto. Los traductores investigaron a fondo la Vulgata Latina de Jerónimo como otro material de consulta.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / abril de 1996

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.