“Ha resucitado el Señor verdaderamente,
Y ha aparecido a Simón”.Lucas 24:34.
¡Oh! Esa resurrección tan maravillosa —
que apuntaló la vacilante fe de Pedro,
y le dio lo que necesitaba: más fortaleza en su confianza,
y lo hizo volver para estar en compañía de los discípulos,
reforzando su obra, culminando su misión.
¡Oh, qué resurrección!
¿Qué resurrección es la que tú necesitas?
¿Sientes que estás sepultado en la pena?
¿o en el fondo del abismo del pecado?
¿o que estás luchando,
bajo la carga pesada de la enfermedad?
Sea cual fuere lo que aparenta ser tu tumba
(no importa cuán fría, oscura o hermética parezca),
la puerta está abierta (no hay una pesada piedra).
A través de la senda salvadora de Jesús —
el poder del Cristo, la Verdad, que restaura y renueva —
puedes ver tu libertad, al alcance de tu mano.
La espiritualización de tu pensamiento,
una idea diferente, y ¡también! más elevada
de tu verdadero ser, someterá la creencia material
al entendimiento espiritual
y traerá resurrección.
¡Eres libre!
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