Salir con alguien es una buena forma de conocerse mejor y descubrir si tienen las mismas metas; si la persona es cuidadosa o descuidada en el vestir; si es generosa; si se quiere siempre salir con la suya, o no. Y a veces significa pensar en la intimidad y en la decisión de hasta dónde quiere uno llegar cuando alguien te gusta mucho.
El escritor y productor de radio habló con su amigo sobre las citas, el matrimonio y las relaciones sexuales. A continuación publicamos extractos de la conversación que tuvieron. El amigo pidió que sólo mencionáramos su nombre de pila.
¿Por qué no nos cuentas la experiencia que tuviste cuando saliste con alguien que insistió en tener relaciones sexuales?
Mi primera relación seria fue con una chica que me gustaba mucho. Aunque traté de mostrarle que realmente me interesaba, ella me dijo que necesitaba tener relaciones sexuales para sentirse querida. Yo había asistido a la Escuela Dominical de la Christian Science y me habían enseñado los Diez Mandamientos, entre ellos “No cometerás adulterio”. Éxodo 20:14. Yo creía firmemente en esta regla, pero hasta ese momento realmente no me había visto enfrentado con la situación. Entonces tuve que decidir entre tener relaciones con esta chica para mantener nuestra relación, o romper con ella. No fue una decisión fácil. Al final, opté por tener relaciones sexuales con ella, lo que continuó por cerca de un año.
En esa época me encontraba luchando por comprender la Christian Science, y tenía un verdadero conflicto. Por un lado, realmente quería mucho a mi novia. Por el otro, me sentía culpable y no podía comprender por qué me había visto forzado a elegir entre estas dos cosas. Finalmente, tuve que dejar de pensar tanto en eso y creí que algún día lo comprendería.
Sin embargo, un año y medio después, vi claramente que esta persona no era lo mejor para mí, y tuve que romper la relación. Esto nos lastimó mucho a los dos. Fue entonces que comencé a darme cuenta de que es importante tener relaciones sexuales dentro del matrimonio. Comencé a comprender que el matrimonio ofrece protección contra el dolor emocional que se produce cuando uno trata de terminar este tipo de cosa. Aprendí por experiencia que el mandamiento “No cometerás adulterio”, es una guía que nos impide hacernos daño a nosotros mismos o a los demás, con relaciones que pueden ser egoístas. Tuve que reflexionar mucho para llegar a comprender esto. Sé que la próxima vez que salga en serio con alguien, voy a enfrentar las cosas de manera muy diferente. Voy a comprender la necesidad de no tener relaciones sexuales hasta que los dos hayamos hecho el compromiso de ser siempre fieles y nos hayamos casado. El matrimonio ofrece seguridad, protección y apoyo mutuo.
¿De qué manera te ha ayudado la Biblia a resolver esto?
Me ha demostrado que como cristiano debo de tener a Jesús como modelo para tener una relación correcta con Dios y con otra gente. Jesús nos enseñó que nuestra relación más importante es con Dios. En el Sermón del Monte dice que no nos tenemos que preocupar por nuestra vida ni por nuestro cuerpo; no nos tenemos que preocupar por lo que habremos de comer o vestir. Yo pienso que eso incluye todos los aspectos de la vida, no tan sólo la comida y el vestido. Dios es quien da todo el bien, y siempre podemos confiar en Él. En nuestra relación con los demás, Dios nos muestra cómo debemos amar con generosidad. Y Jesús nos mostró mediante sus interacciones con otra gente, que el mejor modelo para las relaciones con los demás es el modelo de servidumbre cristiana, y no el egotismo o el placer propio. De manera que ahora, cuando pienso en salir con alguien o en el matrimonio, me pregunto cómo puedo hacer para que mi vida sea influida y guiada por ese ejemplo. Considero que el matrimonio es una relación de servicio mutuo, de ayudarse el uno al otro a crecer espiritualmente.
¿Te ha hecho más feliz esa comprensión?
Claro que sí. Me ha ayudado a ver que la verdadera felicidad es conocer a Dios y saber que somos Sus hijos e hijas. Esto es algo que podemos hacer todos los días, no importa quién esté a nuestro alrededor, estemos casados o solteros, enamorados o no.
Es muy importante descubrir lo que valemos, entender que Dios está realmente presente y cuida de nosotros. Todos queremos y merecemos amor, seguridad e inspiración, pero si dependemos de la materia para sentirnos realizados, ya sea con las relaciones sexuales, las drogas o el alcohol, nos vamos a sentir defraudados. Puede que parezca felicidad, pero no se acerca ni remotamente a lo que vale la pena. Comprender tu relación con Dios eso vale la pena. Da verdadera satisfacción. Y de esa relación tan grande que todos tenemos con Dios, se derivan todas las otras relaciones felices que tenemos.
Cuando estaba en la escuela secundaria y en la universidad, siempre pude mantenerme alejado de las drogas y el alcohol, pero cuando se trataba de las relaciones sexuales, realmente fue toda una lucha...
Es verdad. Al principio cuando sentía deseos sexuales, no sabía qué hacer. Me sentía culpable y avergonzado. Pero hay un versículo en la Biblia que dice: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”. Colosenses 3:17. Pienso que la lección del Antiguo y el Nuevo Testamento es que necesitamos adorar y servir a Dios en todos los aspectos de nuestra vida. Y podemos estar seguros del cuidado, la protección y la guía de Dios en nuestra relación con los demás como en cualquier otra área. Dios está siempre presente con nosotros.
Por supuesto que las relaciones sexuales son necesarias para procrear y tener hijos. No obstante, las tiernas relaciones que hay entre marido y mujer también pueden ser una maravillosa manera de expresar afecto y cuidado dentro del matrimonio. Jesús dijo que un hombre “...se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne... por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. Mateo 19:5, 6. Aunque todavía no me he casado, creo que eso significa traer un espíritu de Cristo a cada aspecto de las relaciones que uno tiene con su esposa, un espíritu de ternura, generosidad, alegría y paciencia.
Si fueras padre, ¿cómo le hablarías a tus hijos sobre las relaciones sexuales?
Espero, que de adulto, no tenga miedo de hablar sobre el tema. Los padres a veces no saben muy bien qué decir. Sin embargo, al hablar de la sexualidad, como de cualquier otro aspecto de la vida cristiana, tenemos que ser muy claros en que somos generosos y morales en esa parte de nuestra experiencia. Así que si alguna vez tengo hijos, espero ser totalmente abierto y veraz sobre el tema. Y tener sentido del humor.
